Las estrellas estuvieron en el césped, pero también en las gradas: en pocos partidos como en la primera semifinal de la Supercopa de España de Yeda hay tanta expectación por ver lo que ocurre entre el público como lo que sucede en el campo. La Federación había prometido que las mujeres podían acceder libremente y sin restricciones al estadio King Abdullah. Así fue: en el país que más radicalmente aplica la sharía -la ley islámica-, las mujeres empiezan a ganar espacios de libertad y de igualdad.

El fútbol ya es uno de ellos. «Antes sí que había sectores exclusivamente reservados para las mujeres. Se llamaban sectores familiares: las mujeres podían ver el partido, pero solo en determinadas zonas y acompañadas de un familiar varón. Las restricciones acabaron hace un año», explica, risueña, Wameed Hamidaddin, de 40 años, que acudió al campo acompañada de cuatro amigas. Ilusionada por ver por primera vez en directo un partido entre equipos españoles, el ejemplo de Hamidaddin cunde poco a poco en Arabia Saudí. «Desde hace algún tiempo, la mentalidad de la gente está cambiando. Sobre todo, de los más jóvenes. Será cuestión de tiempo», insiste Hamidaddin.

«En el seno de las familias más tradicionales, las mujeres siguen estando un escalón por debajo de los hombres, un panorama que poco a poco empieza a cambiar, al menos en las ciudades más grandes del país, como Yeda», añade. Mientras habla, el hiyab que le tapa el cabello cae hacia sus hombros, pero Hamidaddin no parece demasiado preocupada por eso. «Todo depende de cada familia y de cada mujer», puntualiza. Como ella, la mayoría de las mujeres que vieron el partido en directo llevaban el pelo tapado con un hiyab. Algunas portaban un niqab, el velo que tapa todo el rostro, pero eran minoría.

En un país que poco a poco intenta abrirse al mundo, modernizarse y renovar sus costumbres más vejatorias -de la mano del príncipe Mohammed bin Salam-, el fútbol sirve como ejemplo: aún falta mucho (las mujeres, por ejemplo, no pueden compartir piscinas o playas con hombres) pero el camino para las mujeres empieza a despejarse.