Estadios cerrados, cientos de aplazamientos en todas las categorías y en todas las disciplinas y localidades en cuarentena por el coronavirus. Italia ha tomado medidas contundentes para contener la expansión del brote epidémico y controlar la emergencia en el norte del país. El Gobierno está trabajando para atacar una crisis que va por más de 140 infectados, con 4 víctimas mortales en los últimos días. Envuelta en el epicentro está la Atalanta. El adversario del Valencia en Champions debía jugar este domingo en Bérgamo, ante el Sassuolo, pero el partido fue suspendido. Lo mismo ha ocurrido con otros tres encuentros de la Serie A. Todo en ciudades de referencia. La situación preocupa, pero se está intentando ofrecer información y moderar al máximo la alerta.

El martes y el miércoles de la semana pasada, el Valencia CF desembarcó en Lombardía con relativa normalidad. La expedición sí fue examinada a su llegada, en el mismo aeropuerto de Malpensa. La exposición fue mínima porque el equipo sólo se movió del hotel de concetración a San Siro. Los aficionados aterrizaron desde distintos puntos, también se presentaron por carretera y disfrutaron de uno o dos días por Milán, ciudad con dos casos de contagio. A los valencianistas que llegaron con avión les tomaron la temperatura al entrar en Italia, pero no hubo control de salida. No lo hubo en Malpensa y tampoco en otros aeropuertos, como Bérgamo o Bolonia, en la región vecina de Reggio Emilia. Tampoco por carretera. Todavía no había explotado la crisis. En Milán, normalidad total durante el día, ni una mascarilla, más allá de las -habituales- en los turistas asiáticos. Ahora, han empezado a multiplicarse.

Desplazamiento en duda

«Ahora más que nunca tenemos el deber de ser prudentes y responsables. Es necesario actuar con seriedad y determinación, sin alarmismo pero evitando cualquier situación de riesgo», lanzó el Ministro de Deportes. Ese es el motivo que propició la suspensión del partido de la Atalanta. En Bérgamo no hay casos de coronavirus, pero también se suspendió la final Challenger de tenis. En dos semanas se espera el desembarco de 3.000 bergamascos en València, por el partido de vuelta de la Champions. En duda queda el desplazamiento. Depende de la evolución. La movilidad en los principales focos de contagio está restringida, por ejemplo.

Las competiciones deportivas en Véneto y Lombardía -las dos regiones más afectadas- han sido suspendidas, como los eventos, públicos o privados, que involucren aglomeración de gente. En el norte no va a haber colegio (instituto o universidad), no viajes organizados y otros espectáculos como el célebre Carnaval de Venecia.

Inter-Ludogorets, referencia

Italia espera una evolución positiva de aquí a los primeros días de marzo, pero los próximos partidos van a ser referencia sobre lo que puede suceder. El próximo jueves, el Inter resuelve la eliminatoria de Europa League ante el Ludogorets. El partido no se puede posponer, por lo tanto, se está evaluando jugar a puerta cerrada o en un campo neutral, según la información de La Gazzetta dello Sport. La UEFA tiene difícil encajar las fechas.

En la Pinetina -el centro de portivo de los nerazzurri- ya se han activado las medidas de seguridad: se pidió la documentación para acreditar que no procedenden de los once municipios del brote. Bérgamo no está entre ellos, de momento.

Normalidad... con garantías

El sábado, no se celebro el Ascoli-Cremonese. En Serie C (Segunda B italiana) no se jugó en Gorgonzola y Lecco, en Arzignano, en Saló y en Piacenza, esta última de Reggio Emilia, región contigua, donde hay tres casos. En el centro y el sur de Italia no hubo restricción. Los equipos de Piamonte, Lombardía o Véneto sí se han desplazado a otras provincias no afectadas por el coronavirus.

Por lo tanto, no se esperan problemas para disputar la vuelta de la semifinal de Copa de Italia entre Napoli e Inter, en el San Paolo de Nápoles. Se está evaluando el Juve-Milan en Turín, capital piamontesa, donde el domingo no se arriesgó con el Toro-Parma. Se busca normalidad y garantías de seguridad. La actividad sólo ha frenado al cien por cien en Véneto y Lombardía. Italia va a cambiar sus hábitos, hasta nueva orden.