Con las puertas de Mestalla cerradas, también se esfuma una preocupación colateral, como la presencia masiva por València de más de dos mil aficionados de la Atalanta sin entrada. La gran mayoría de localidades, 2.100 del total de 2.377 para el sector visitante, fueron vendidas por la empresa Ovet Viaggi, la agencia de viajes de la Atalanta, en un pack indivisible que incluía la entrada para el encuentro y un vuelo chárter de Bérgamo a València a un precio de 450 euros por hincha. La salida estaba prevista desde Bérgamo en la misma mañana del 10 de marzo, día del encuentro, para regresar tras el partido a las 3 de la madrugada.

Al jugarse definitivamente a puerta cerrada, se anula por completo el paquete por lo que los 2.100 aficionados verán el partido desde sus casas. Esta medida afecta también a la gran mayoría de periodistas italianos, una treintena, que tenían previsto cubrir el encuentro y cuyas empresas habían adquirido el billete de avión en los vuelos chárter, un total de diez como ya publicó Levante-EMV. La cancelación obligará a la Atalanta a devolver 945.000 euros a sus seguidores.

De este modo, se reduce a solo 240 los aficionados del Atalanta que adquirieron su localidad en «venta libre», y que se buscaron por separado vuelos regulares desde Bérgamo y otras ciudades del norte de Italia. Su posible presencia en la ciudad, que ya vivirá pleno ambiente fallero, es un misterio y sería únicamente turística.

Por otra parte, la afición de la Atalanta ha encajado con buen talante la decisión final de que el encuentro de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones ante el Valencia sea a puerta cerrada. El partido había despertado una gran expectación en la afición bergamasca, por el gran resultado del duelo de ida en San Siro (4-1), en el marco de una temporada histórica para el club neroazzurro que puede acceder por primera vez a los cuartos de final de la mejor competición continental.

Mestalla causaba respeto

Desde hace semanas se habían agotado las 2.377 entradas disponibles para la afición visitante y la demanda inicial era de más del doble. El club italiano decidió dar prioridad a los seguidores que habían ido a más encuentros fuera de casa a lo largo de la temporada. A pesar de la medida, la respuesta ha sido hasta positiva entre la masa social atalantina. La tristeza de la no entrada, se contrarresta con un factor deportivo: el Valencia perderá el gran bastión que le hacía soñar con una hipotética remontada, el factor Mestalla, un estadio de gran reputación para los aficionados italianos. El gran resultado en San Siro y la emergencia social por los casos de coronavirus (con 79 muertos y más de 2.000 contagiados en Italia), disuaden a los «tifosi» de venir a València.