La pandemia del coronavirus no solo ha detenido el fútbol y ha vaciado los estadios. El virus, además, ha infectado de lleno a todo el negocio que rodea al balón y está conduciendo a los clubes a una encrucijada financiera que amenaza su futuro y obligará a reformular la entera industria futbolística. El músculo económico del balompié español se sustenta en un apartado, los derechos de televisión, que es el más castigado por la parálisis del campeonato. En caso de suspensión definitiva de la presente temporada, LaLiga ha previsto unas pérdidas iniciales de 678,4 millones de euros. Una gran mayoría correspondería a los ingresos de televisión, 549 millones, por 88 millones en abonos y 41,4 millones en venta de entradas. A este cálculo había que sumar conceptos variables como los patrocinios pendientes de cobrar de cada club, más los abonos, taquillas y premios de competición europea, que elevaría las pérdidas finales a 957 millones.

La sacudida hace temblar a todo el fútbol profesional. Hay que recordar que para dieciséis de los veinte clubes de Primera, la televisión supone más del 50 % de los ingresos totales (y más del 75 % para Leganés, Eibar, Getafe, Osasuna, Mallorca, Celta, Granada y Valladolid). El regreso de la Champions en las dos últimas temporadas alivió en el Valencia CF la necesidad en esta partida, que en 2017 llegó a ser del 70 %. El descenso de liquidez en todos los clubes compromete, de rebote, a otro apartado, como los derechos de traspasos. Un recurso del que los clubes echaban cada vez más mano para cuadrar la cuenta de resultados a 30 de junio. Con la tesorería menguante, a la fuerza descenderá el valor de mercado de los jugadores. Según el observatorio suizo CIES, la tasación de los jugadores de las cinco grandes ligas europeas (LaLiga, Serie A, Bundesliga, Premier y League 1), descenderá una media del 28% de aquí a junio si no se reanudan los torneos. Una devaluación calculada en función de variables como el rendimiento de esta temporada, edad y duración de contrato. La devaluación en el Valencia CF se aprecia mayor, del 31,3%, con una tasación de plantilla que pasaría de 527 a 362 millones. En el Levante UD, el descenso sería de 164 millones a 117 ( 28,7 %), y el precio de la plantilla del Villarreal CF sería un 26,6% más barato, de 331 millones a 243. Sin tanta liquidez, el mercado se aboca a traspasos más económicos, a fichajes de hace una década.

La primera medida de los clubes para atajar la crisis pasa por la reducción de sueldo de los futbolistas mientras dure el estado de alarma. Solo en masa salarial, los clubes de Primera desembolsan 1979 millones de euros brutos. Un volumen que en el caso del Valencia CF es de 104,8 millones. El club de Mestalla seguirá los pasos de FC Barcelona y Atlético, que han sido los primeros equipos españoles en acordar la rebaja de sueldo de su primera plantilla deportiva para garantizar el pago de todos los empleados.

¿Y cómo afecta esta crisis en particular al Valencia CF? Al club blanquinegro, el coronavirus ya le sorprendió en otra crisis inducida, la de una deuda de 529 millones de euros (206,1 a corto plazo), y con contingencias crónicas por resolver como la falta de liquidez para acabar las obras del futuro estadio, varadas desde 2009. Según el auditor y accionista opositor Juan Manuel Romero, Peter Lim está obligado «a inyectar capital en el club». «Al Valencia CF esta crisis ya le pillaba en la UVI. Su virus es endógeno desde que Peter Lim es el máximo accionista, con una deuda que crece y una cuenta de resultados deficitaria. El coronavirus le afectará en los derechos de televisión, que debilitarán a todos los equipos, y en los de traspaso, que en el Valencia CF es más preocupante». En su última junta de accionistas el club blanquinegro anunció que debería traspasar a jugadores por valor de 39,3 millones antes del 30 de junio para cuadrar el balance. En derechos de televisión tiene previsto percibir 83 millones, ahora en suspense, y otros 63 millones por competiciones. La clasificación para octavos de final de la Liga de Campeones satisface este último apartado, aunque la competición continental esté en «stand by». Queda pendiente el objetivo de alcanzar los 183 millones de ingresos.

El retraso en el reinicio de LaLiga perjudica también la predicción de ingresos del curso 2020-21. En opinión de Romero, basándose en los balances de los tres últimos ejercicios, «el cálculo le podría costar al Valencia,150 o 160 millones de euros en tesorería en dos temporadas, entre el final del presente curso y el inicio de la próxima». A eso hay que sumarle «la deuda desorbitada» y la necesidad de acabar el futuro estadio. «Todo ello en un club con una estructura en la cuenta de resultados en la que los gastos son fijos, y el 70% de los ingresos son variables. Durante muchos años para ajustar las cuentas se necesitaba jugar la Champions, luego traspasar jugadores. Si ahora con los dos conceptos juntos no se llega al descender los derechos de televisión, imaginen el panorama».

El mercado de fichajes, hiperinflacionado en los últimos años con los contratos televisivos de la Premier, dará un frenazo que se traducirá en muchos casos «en trueques de jugadores y compras de agentes libres que acaban contrato, la locura de fichajes de 100 millones se va acabar». Un recurso que no satisface la necesidad del Valencia CF, y que empuja a Lim, según Romero, a provisionar más liquidez: «Las auditorías apuntaban que la situación del Valencia podría venir condicionada a las garantías que Meriton podría proporcionar en un momento determinado. Ahora es el momento de verlas, con la amenaza de no acabar la temporada. Se hace necesaria una inyección de capital que a corto y medio plazo no se va a recuperar. Si el señor Peter Lim es el máximo accionista, el 80% de la deuda es suya. Si no se realiza esta operación, podemos ir a un desmantelamiento total del club». Una realidad que no escapa a otros grandes, como Real Madrid y Barcelona, con la opción extrema de reconvertirse en sociedades anónimas en caso de necesidad, o de potencias la Bundesliga, que debate la entrada de grandes accionistas en el capital social de los clubes. La crisis del fútbol se dejará sentir también en el conjunto de la economía española. El «deporte rey», como auditó en diciembre de 2018 PwC, tiene un impacto del 1'37% del PIB, y genera 15.688 millones en ingresos anuales, 4.100 millones de pago de impuestos y 185.000 puestos de trabajo (0'98% del trabajo total), además de los impactos tractores, como hostelería, transportes y turismo.