nSin contar los períodos de las dos guerras mundiales, nunca el fútbol había estado parado a tan gran escala. Una interrupción que muestra la trascendencia del deporte más popular como un gran balón de oxígeno social. Sin fútbol en directo, con las competiciones totalmente neutralizadas por la pandemia, los canales deportivos han rescatado grandes partidos de la videoteca con unos índices de audiencia de récord. El vacío que deja el fútbol se llena... con más fútbol.

La inédita situación la explica muy bien Jorge Valdano para Levante-EMV, quién mejor para expresar la entidad mundial del deporte del balón. «Hay dos puntos que marcan la actualidad: el primero es cuánto tiempo vamos a vivir sin fútbol y lo segundo son las consecuencias económicas de esta violenta interrupción. Y los dos puntos están marcados por la incertidumbre, que es peor que una mala noticia, porque no sabemos muy bien como legislar ante lo desconocido», explica. «Estamos todos en un momento de perplejidad. El guionista tuvo muchísima imaginación, porque nadie hubiese esperado que la mitad de la Humanidad estuviese en situación de aislamiento y que el fútbo pasase a la clandestinidad», reflexiona el campeón del mundo.

¿Qué ocurre cuándo no hay fútbol? ¿Es, de verdad, «lo más importante de las cosas menos importantes? (Valdano dixit)». «La primera evidencia es que cuando no hay fútbol es porque antes vivíamos mejor. Estamos sin él por primera vez porque la realidad se ha impuesto de un modo agresivo y no deja espacio para el ocio, aunque el fútbol no es ocio, en realidad es mucho más que entretenimiento. Es un fenómeno cultural, popular, el primer productor de conversación que hay en el mundo. Seguimos conversando sobre fútbol, pero de otra manera, porque el fútbol es presente rabioso», explica el exfubolista, y mucho más que eso, desde su confinamiento. «Se trata de un espectáculo masivo y ahora estamos condenados al aislamiento y ni siquiera nos queda la conversación como consuelo», añade Valdano, autor de hasta 4 obras literarias sobre fútbol.

Miguel Pardeza, licenciado en Filología Hispánica, autor de dos novelas, vivió el inicio de su gloria como futbolista junto a Valdano en el Real Madrid. «Estamos viendo el equivalente a una tercera guerra mundial. Esta ausencia de fútbol solo la habían vivido nuestros abuelos, en España, con la Guerra Civil», asegura Pardeza desde su casa, en Zaragoza. «La gente tiene nostalgia de la normalidad y el fútbol forma parte de la normalidad de muchas personas. Es evidente que sin fútbol hay un gran vacío, es normal, por eso acude al refugio del fútbol nostálgico» añade.

Causa material de literatura, son muchos los autores que han escrito sobre la relación entre el fútbol y la filosofía. El

balompié como microcosmos dónde se interpreta un drama de 90 minutos en el que se gana o se pierde, como en la vida. El fútbol como «ballet de las masas», como le llamó Dmitri Shostakovich, el célebre compositor ruso. También, como sublimación de la guerra, como continuación pacífica, y regida por leyes, de unos conflictos que antes encontraban su expresión en la violencia de tiempos anteriores y menos civilizados. El fútbol, en definitiva, como un reflejo de la vida.

La revisión de viejos partidos, estos días, ha puesto en evidencia por qué el fútbol es tan imprescindible. «Es el peso de la nostalgia», sentencia Valdano. «El coronavirus nos ha quitado libertad, peros nos ha dado tiempo. Ahora tenemos la posibilidad de ver en televisión partidos que teníamos olvidados», explica el campeón del mundo con Argentina. Para él, también es tiempo de revisisionar el partido de su vida. «Yo hacía posiblemente 20 años que no veía la final del 86 (Mundial que ganó con la Argentina liderada por un imperial Maradona). Y he descubierto cosas nuevas del partido más importante que he jugado en toda mi vida, porque la memoria se escampa. Como al reencontrarme con el partido uno siente percepciones nuevas, distintas», explica. «Quizá para el que era joven entonces, es una forma de revivir momentos únicos que a uno le dejaron marcado. Para los más jóvenes, los genios como Maradona siempre despiertan admiración por las cosas inverosímiles que son capaces de hacer con un balón y sin él», añade.

Hay que remontarse a las dos Guerras Mundiales para encontrar una situación similar a la actual. En todo caso, el fútbol no llegó a pararse del todo, como ahora. Fue suspendida la Copa del Mundo 1942, que debía jugarse en Alemania, en medio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un conflicto que además provocó la anulación de las ediciones de 1940 y 1944 de los Juegos Olímpicos. Pero, con la excepción de Inglaterra, los principales campeonatos europeos continuaron su actividad durante ese periodo. Sin contar el curso 1939-1940, interrumpido por la invasión alemana del país, en Francia se jugó. En Italia hubo fútbol hasta 1943 (la competición volvió en 1945) y en Alemania hasta 1944 (vuelta en 1947). Antes, en la Primera Guerra Mundial, el balón se dio su primer paréntesis, pero entonces el fútbol aún no tenía la trascendencia que alcanzó después.