El debate en torno a la polémica del Valencia-Atalanta vivió ayer un nuevo episodio, centrado otra vez en la figura de Gian Piero Gasperini. El técnico del equipo bergamasco cree que es víctima de una controversia «realmente ofensiva y fea» a pesar de que fue él mismo quien admitió que en el encuentro de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones, jugado con la pandemia ya plenamente declarada, sintió síntomas compatibles con la Covid-19. «Sé que he respetado todos los protocolos y he estado en cuarentena como todos los demás, hasta que reanudamos los entrenamientos», aseguró ayer, en una entrevista concedida a la plataforma Sky Sport.

El entrenador, de 62 años, se siente atacado por el Valencia, que en un comunicado repleto de corrección mostró su «sorpresa» después de que Gasperini no tomase «medidas preventivas, poniendo en riesgo, si ese hubiera sido el caso, a numerosas personas durante su viaje y estancia en Valencia». La gravedad de la revelación hizo que el debate traspase el terreno meramente deportivo para convertirse, además, en un problema político. En esa línea, la consellera de Sanidad, Ana Barceló, fue directa al afirmar que a Gasperini «le faltó responsabilidad». «Sabía que venía de una zona de riesgo y no debería haberse desplazado», añadió. Ante la hipótesis de que la UEFA abriese una investigación, primero la Atalanta, en un breve comunicado privado, y de nuevo Gasperini, han insistido en defenderse: «No me sometí a ningún test: en mayo, al someterme a una prueba serológica, descubrí que había contraído el virus. Mirando hacia atrás, supongo que el período fue ese (en relación a la jornada del Valencia-Atalanta): Tuve dolores y molestias, pero nunca tuve fiebre ni problemas pulmonares. Cuando salí de Bérgamo estaba bien: tuve los problemas esa noche, el día después y después de mi regreso», aclaró Gasperini.