Con 39 años, Joaquín sería uno de esos jugadores que no entrarían en esa fría y miope lógica con la que Peter Lim valora el fútbol, negocio antes que pasión en la que no se encuentra rentabilidad en futbolistas veteranos que no generan beneficios contables, aunque para un aficionado garanticen compromiso, experiencia, identidad, gracia, duende: fútbol. Desmantelado como proyecto, con el pulso demasiado agitado para encontrar un punto de paciencia con el que remontar adversidades, el Valencia cayó con rotundidad ante un Betis asentado en una idea clara y en una gran riqueza técnica, y que se llevó una victoria que las paradas de Jaume dejaron en muy corta.

Es cierto que se debe esperar más de jugadores que estaban en el segundo escalón y a los que el tsunami societario ha colocado en la primera línea, pero en 48 horas Meriton Holdings debe decidir si tras 398 días sin fichajes auxilia a un equipo abandonado por la propiedad, que en la victoria y en la derrota sobrevive, más que juega, con un compromiso innegociable pero claramente insuficiente ante la expectativa de su escudo.

A pesar de tanta venta, en el Valencia quedan bastantes jugadores a quienes el Betis les despierta la sonrisa de los días felices, de contragolpes y gradas llenas, tan lejanos. Gameiro y Guedes, presentes en el «once» y a quienes el Valencia necesita más que nunca, acumulaban una pequeña fortuna estadística contra el Betis, uno de los contados rivales que arriesga en la gestión de espacios. Con el factor local tan diluido, al Valencia no le importó ceder terreno y control de la pelota a los béticos, y en los primeros momentos pareció un partido propicio para morder y correr. En el primer minuto Bartra ya había recibido una amarilla, al cortar una contra de Maxi Gómez en la misma parcelita de césped en la que se le escapó Bale en aquella final de Copa de 2014.

No sería la única posibilidad del Valencia de contragolpear, ni de Maxi Gómez caer con trote salvaje por la banda como Lubo Penev en los años 90. En el minuto 8, en una combinación fulgurante, Maxi Gómez se escapó por la banda derecha. Su centro al segundo palo fue remachado a gol por Guedes, muy activo desde el inicio, ayudando más que de costumbre en defensa. Sin embargo, la acción fue anulada por fuera de juego de Maxi en el nacimiento de la jugada.

Wass, de nuevo en el medio como en Anoeta, tienen más posibilidad de probar su gran golpeo, apenas explorado desde su llegada al club. Asomado a la frontal, el danés se sacó un disparo seco que despejó como pudo, en dos tiempos, Joel Robles.

Ante la mentalidad reactiva del Valencia, el Betis insistió en la abrumadora personalidad de su centro del campo. El gol del 0-1 fue un buen ejemplo. Era el minuto 18 y Fekir, Emerson, Joaquín y Canales combinaron dentro del área local con rápidos primeros toques. Como un juego, como un baile. La pelota llegó a Canales, que picó con suavidad con la izquierda para prepararse el remate con la derecha. El rebote en el trasero de Jason descolocó a Jaume.

El Valencia, con una arquitectura en la alineación pensada para un partido como el de San Sebastián, de contención y verticalidad, se quedó sin plan de repente. Al Betis, en cambio, se le abrió el cielo. Ante la precisión técnica de los verdiblancos, el golpe despertó las dudas en un equipo tan tierno, no tanto de años como también de carácter. Se vio en pequeños detalles, como en un saque de esquina entre Jason y Guedes que acabó en una contra rival, o una cesión sencilla de Diakhaby a Jaume, que desembocó en un ingenuo córner.

Ante el temblor del Valencia, el Betis desplegó su superioridad técnica en tres cuartos, con grandes envíos laterales de Joaquín y disparos claros de Fekir, antes y después del descanso. En el Valencia, un destello de luz. El de Guedes, que salió finalmente vencedor de dos regates y filtró al espacio a Maxi, bien tapado por Joel.

Si en la segunda parte el Valencia se mantuvo de pie fue por los reflejos de Jaume ante las llegadas muy claras de Fekir o Canales. Gracia sacó a Kang In Lee y Álex Blanco para recuperar transiciones inexistentes. El coreano intervino para habilitar a Wass, que disparó desviado. En otra gran arrancada de Joaquín, Diakhaby hizo el 0-2 en propia puerta. Ni la entrada final del añorado Carlos Soler evitó que Betis acabara paseándose en Mestalla, señalando la gravedad de la crisis que afecta a una institución histórica y maltratada.