El Valencia volvió a abonarse a Guedes para empatar dos veces en el Benito Villamarín y terminar rascando un punto que perfectamente pudieron ser tres. El portugués, que se inventó un gol y sacó un penalti, demostró que es lo mejor que le queda al equipo de Javi Gracia, apurado en la primera parte y mucho mejor en la segunda. Igual de resolutivo en el plano individual que en el colectivo, Guedes estuvo a punto incluso de conjurar la remontada. Todo lo hizo bien, con sentido y confianza. El primer tanto lo rapiñó con un remate de puntera cuando estaba a punto de perder la vertical por el acoso de Emerson. El segundo con un intento de sombrero en el área que Álex Moreno le quitó absurdamente de un manotazo, tan claro que Alberola Rojas se lanzó en plancha al punto fatídico. Y el tercero, con permiso de un slalom y trallazo de Yunus, no llegó gracias a Mandi, oportuno para interceptar su asistencia a Gameiro. Esa inercia positiva, unida al paso adelante del centro del campo y una presión más alta y ajustada, permitió al Valencia a sobreponerse a sus limitaciones y adversidades, en especial a las lesiones de Thierry, Soler y Racic. Hasta Doménech, que alimentó las sospechas al principio, las diluyó con un par de buenas intervenciones al final ante Aitor Ruibal, el único cambio de Pellegrini que le sirvió para algo. El Betis, sin el control del juego y salvado por la línea en el 2-3 de Cutrone, solo se estiró a última hora y sin demasiadas pretensiones. Y eso que estaba jugándose la quinta posición, un ejemplo de lo barata que está la Liga y de lo triste que es limitarse a la salvación.

Arrancó mejor el equipo de Pellegrini ante un Valencia tan ramplón como de costumbre a domicilio. A pesar del zarpazo de Guedes, tanto el fútbol como el marcador se decantaron del lado verdiblanco antes del descanso. Casi toda la culpa de que eso ocurriera la tuvieron Fekir, Canales y Joaquín, un tridente de escuela. Entre los tres fabricaron los goles, ambos de estrategia. Con uno de sus puntos débiles al descubierto, al Valencia le costó entrar en juego y sufrió de lo lindo, sobre todo por el lado derecho de su defensa. Tello desbordaba por ahí donde faltaba Thierry Correia, que se marchó en muletas del estadio. Aunque todo fue para terminar recolocando a Wass, nada que no estuviese cantado estando todavía Piccini tan tierno, Gracia tardó en reaccionar cuando parecía claro que su lateral no podía continuar y pedía el cambio. Con Yunus fuera de onda en los automatismos, en la creación de problemas ayudó también Diakhaby, rápido al menos para rectificar un primer despeje al aire.

Otra buena porción del protagonismo recayó también en los porteros. Se puso en el foco Doménech, que entre una nube de jugadores no vio ni intuyó el disparo de Fekir, habilitado por Canales en una jugada ensayada que activó Joaquín sacando un córner en corto. Tampoco se quedó en la sombra Claudio Bravo, que reaccionó tarde ante el tiro de Guedes: el balón entró y llorando en su portería. Aferrado a la estrategia, una entrada con apuros de Guillamón a Joaquín en la frontal dio pie a otro ensayo de laboratorio. Fekir y Canales disimularon con el disparo directo pero en lugar de eso el primero tocó para adentro. Joaquín hizo de pantalla y el segundo descargó un zapatazo imparable. Una jugada de billar.

El partido exigía decisiones drásticas a la vuelta del descanso pero Gracia, nada tampoco que sorprendiera, no movió el banquillo. Así que la primera ocasión la tuvo Tello y el partido siguió por los mismos derroteros. Sin embargo, la decisión de adelantar la presión fue acertada. De ese esfuerzo por irse arriba, con Yunus achuchando, llegó el servicio a Guedes que precipitó el penalti. La oportunidad la aprovechó Soler para resarcirse de su error frente a la Real, lo último antes de lesionarse. Bravo adivinó el lado, pero habría necesitado un brazo extensor para alcanzar la pelota, rasa y al palo.

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Las imágenes del empate entre el Betis y el Valencia en el Benito Villamarín EFE

Forzado por los problemas físicos, entonces Gracia sí que hizo cambios. Entraron Álex y un Cutrone, bastante activo aunque la noticia fue Piccini, de vuelta 20 minutos.

Llegaron entonces los mejores minutos del Valencia, empeñado en voltear el marcador. El partido entró en una fase de alternativas en la que el peligro se instaló de manera más intensa en el área local. En una contra conducida cómo no por Guedes, fue Mandi quien en plan salvador anuló el pase de la muerte a Gameiro. La mejor ocasión, sin embargo, la tuvo Yunus, que exigió a Bravo en una escapada en solitario. Con la hora encima y adormilado, el Betis se espabiló y encaró a Doménech, más atinado cuando los partidos se ponen calientes. La no expulsión de Wass, al que el VAR salvó de la roja, fue la anécdota del descuento en un partido al que el Valencia le faltó creérselo un poco para imponerse.