Christian Oliva, Patrick Cutrone y Ferro están relegados al ostracismo por Javi Gracia. No cuentan para el entrenador. Los tres fichajes de invierno aterrizaron al Valencia CF hace casi tres meses con la ilusión de ser importantes y ayudar al equipo en la segunda vuelta, pero sus realidades son bien distintas. Tienen un rol residual en el equipo. Venían para sumar, pero ni siquiera han tenido la oportunidad de demostrar su valía. No juegan y cuando lo han hecho ha sido a la desesperada en segundas partes o aprovechando los minutos de la basura. Ferro ha sido titular solo un partido contra el Real Madrid. Oliva también uno frente al Levante. Cutrone ni eso. Nunca ha empezado de inicio. No sabe ni lo que es jugar en Mestalla todavía. Nadie entiende la situación. Ni ellos mismos, ni el club que hizo un esfuerzo por reforzar el equipo en enero a pesar de las dificultades económicas ni sus propios compañeros que les ven diariamente entrenar a un nivel alto. Los dos partidos en cuatro días contra el Betis y Osasuna han enterrado las pocas esperanzas que les quedaban. Cutrone ha visto cómo no es titular ni con dos partidos de sanción de Maxi Gómez. Oliva se ha dado cuenta de que no tiene sitio ni con Carlos Soler y Uros Racic al límite físicamente y, lo más duro, ha comprobado que está por detrás de un joven canterano del filial como Guillem Molina. ¿Y Ferro? Ni la jornada intersemanal ni la sanción de Gabriel Paulista le han abierto el paso en el centro de la defensa. De todos es conocido que Gracia no participó en la toma de decisiones sobre los fichajes, pero la realidad es que lo están pagando los tres chicos que, por otra parte, son los que menos culpa tienen de todo.

Solo por delante de ramalho

Lo que está sucediendo con Oliva, Cutrone y Ferro, más allá de teorías conspiracionistas, no es normal. Solo hay que analizar la cuota de participación del resto de fichajes de invierno de LaLiga para darse cuenta. Supedeporte ha elaborado un informe de los 27 refuerzos de enero de los clubes y las conclusiones son reveladoras. Ferro (91’) y Cutrone (101’) son los fichajes de invierno menos utilizados en primera división. Por debajo de ellos solo existe un caso excepcional como el Jonas Ramalho (15’). El central propiedad del Girona llegó cedido a Osasuna ‘in extremis’ porque Facundo Roncaglia se rompió el 28 de enero en una lesión que podía dejarle fuera toda la temporada. Algo que al final no sucedió y dificultó la entrada del vasco. Oliva (176’) está en el siguiente escalón junto a Ivan Saponjic (172’), Adrián Marín (167’) y Moussa Dembélé (116’). El delantero serbio del Cádiz llegó cedido por el Atlético más por el compromiso de Manuel Vizcaíno con Miguel Ángel Gil Marín que otra cosa y es el quinto punta en la rotación de Álvaro Cervera.

Adrián Marín de 14 años fue fichado por el Granada hasta 2023 con la carta de libertad del Alavés como oportunidad de mercado. Dembélé, por su parte, no ha tenido suerte. El delantero francés (cedido por el Lyon) Llegó convaleciente de una fractura en el brazo, fue positivo por coronavirus y hace un mes sufrió un desmayo que le ha mantenido apartado de los terrenos de juego con controles exhaustivos para descartar una dolencia cardiaca grave.

Rendimiento inmediato

La aportación de Oliva, Cutrone y Ferro contrasta con el rendimiento inmediato de muchos refuerzos de inviernos que son protagonistas en sus equipos. Es el caso de Lucas Olaza (Valladolid), Papu Gómez (Sevilla), Carles Aleñá (Getafe), Johan Mojica (Elche), Aarón Martín (Celta), Manu Sánchez (Osasuna) o Rubén Sobrino (Cádiz). Todos ellos son importantes en sus equipos rondando los mil minutos. También hay otros jugadores que sin ser indiscutibles han sido alternativa en sus equipos como Éttiene Capoue (Villarreal), Carlos Fernández (Real Sociedad), Takefusa Kubo (Getafe), Aleix García (Eibar), Domingos Quina (Granada) o Facundo Pellistri (Alavés). Todos pudieron sumar.

El caso del filial

Fadiga Ouattara, el delantero francés del Mestalla que llegó en enero cedido por el Lille hasta el 30 de junio, estaba llamado a ser la gran referencia ofensiva del filial en la segunda vuelta. Sin embargo, solo ha jugado 18 minutos en casi tres meses: 13 minutos contra el Alcoyano y 5 ante el Hércules. Así explicaba Óscar Fernández, entrenador del Mestalla, sobre su situación: «Vino a última hora de mercado, llegó de Francia sin estar compitiendo, le ha costado el tema del idioma, tuvo un plan específico físico para recuperar, tuvo una sobrecarga y ahora lo que estamos es intentado que se ponga a punto para que nos ayude en la segunda fase». De momento, continúa a cero.