Joan Jordán (Palafrugell, 1994) se presentará esta tarde ante el Valencia como uno de los valores más consolidados del ambicioso proyecto del Sevilla. El centrocampista catalán, de 26 años, acumula 150 partidos y se ha convertido en una de las proyecciones dentro del campo del técnico Julen Lopetegui. En Nervión, Jordán ha confirmado la proyección que se le intuía hace dos temporadas, cuando el club sevillista adelantó al Valencia CF en la carrera por su fichaje. Una operación en la que la entidad de Mestalla, pocos meses antes del desmantelamiento de la estructura Marcelino-Alemany-Longoria, llegó a tener la delantera.

Jordán, entonces en el Eibar, contaba el consenso técnico. Tenía buen manejo de balón, pero en su estancia en Ipurua había madurado en mentalidad como un mediocentro completo, de ida y vuelta, con un punto físico evolucionado para ir a la presión, ganar duelos e imponerse en las segundas jugadas. La innata capacidad de José Luis Mendilibar para esculpir jugadores. De David Silva a Bryan Gil.

Longoria y Alemany estaban convencidos de que era un 8 que encajaba en el perfil clásico que cuaja en Mestalla. Es decir, joven pero con conocimiento de la Liga por el kilometraje de experiencias como la del Espanyol y Valladolid. Gustaba hasta en detalles caracteriales. Los informes lo describían como un profesional meticuloso, con una atención obsesiva con la nutrición, el descanso y el trabajo preventivo de lesiones. Reunía la proyección segura y en el momento de mercado adecuado, previo a su consagración. El instante de mercado en el que el Valencia fichaba en el pasado a valores como Baraja o Villa. Los 12 millones que pedía el Eibar entraban en los parámetros del Valencia que acababa de proclamarse campeón de Copa y tenía cartel y capacidad financiera. Con la aprobación de Marcelino, en el Valencia se le veía apto para entrar en la rueda de rotaciones para oxigenar a Dani Parejo, que venía de dos temporadas en las que lo había jugado todo. Además, el futbolista prefería seguir en la Liga, a pesar del interés del West Ham de Manuel Pellegrini.

¿Qué pasó para que se torciese finalmente su llegada? El protagonismo en el Valencia quedaba muy supeditado a un bloque muy reconocible y con pocas grietas. El rol de Parejo era casi sagrado, más la competencia de Kondogbia, Coquelin y la posibilidad de contar con Soler en el doble pivote. El Sevilla, club que pesca en los mismos caladeros, se anticipó con la persuasión de su director deportivo Monchi y con la convicción del nuevo técnico, Lopetegui, de que iba a gozar de protagonismo pese a una competencia exigente, con Banega y Fernando, con los que se acopló de inmediato. El Sevilla era un escenario casi gemelo al de Mestalla. Exigencia y el calor de una hinchada pasional. Además, el Valencia caminaba a la antesala de la gran convulsión que Meriton perpetraría en septiembre. En el Sánchez Pizjuán ha seguido creciendo a nivel táctico y ha sido un fijo con 95 partidos oficiales en dos años. Y asistió a Suso en la victoria en Mestalla este año (0-1). Está en la órbita de la selección y el Sevilla quiere blindar su cláusula (ahora de 60 millones) ante el seguimiento de la Juventus en los últimos meses.