Manu Vallejo ha empezado a convencer a José Bordalás y no solo con goles. El gaditano está demostrando desde el primer día de la pretemporada que representa como pocos el hambre, el esfuerzo, la entrega y la intensidad que exige el nuevo entrenador. Manu es un futbolista que juega con el corazón, que vive el fútbol con los cinco sentidos y que se deja la vida en el campo cada vez que tiene una oportunidad y ese es precisamente el sello que Bordalás quiere imprimir al equipo. Vallejo tiene ADN Bordalás y eso es una buena noticia para el Valencia.

Manu afronta su tercera temporada en el Valencia con un desafío personal. El gaditano quiere reivindicarse y ser más importante para el equipo de lo que ha sido en los dos últimas temporadas. Albert Celades y Javi Gracia lo relegaron al ostracismo a pesar de ser uno de los jugadores con mayor efectividad cada puerta en relación goles-minutos. El año pasado lo cerró con 6 goles y 3 asistencias convertido en el segundo jugador de LaLiga con más gol desde el banquillo por detrás del bético Borja Iglesias.

Eficacia

Manu volvió a marcar desde el banquillo el viernes en el amistoso contra el Villarreal. Por partida doble además, No cabe duda de que es su gran especialidad, pero su reto está temporada es reencontrarse con la continuidad y quitarse la etiqueta de revulsivo que, por otra parte, asume como propia porque sabe que es la que le ha dado mejor rendimiento.

El gaditano sabe que el club trabaja el mercado para reforzar el ataque al menos con un delantero más (se negocia con el Valladolid por Marcos André) y que el entrenador cuenta con Maxi Gómez y que quería ver a Rubén Sobrino. Lo entiende y lo asume. Manu sabe que en un club como el Valencia siempre existirá la máxima competencia.

Sin embargo, se siente preparado para dar un salto de calidad esta temporada y asumir más responsabilidad en el equipo. Siempre a su manera. Es decir, anteponiendo lo colectivo a lo individual y sin levantar la voz. Así ha sido siempre a pesar de lo injusto que fue Javi Gracia el año pasado.

Celebración intensa

Solo era un amistoso, pero Manu celebró los goles como si fueran oficiales. Es su forma de vivir el fútbol. «El que me conoce sabe que yo soy el que juego, pero no soy el que celebro los goles. ¡Ese es mi otro yo! Me pongo muy loco. Yo creo que es el reflejo de lo que vivo el fútbol. Yo al fútbol le pongo los cinco sentidos las 24 horas del día y no hay sensación mejor que marcar un gol», confesó en una entrevista a Superdeporte.

Musah, otro que progresa

Otro de los jugadores más destacados fue Yunus Musah. Bordalás lo ubicó por dentro, su posición original y en la que más cómodo se siente.

El americano hizo daño aprovechando su potencia para conducir, asociándose con sus compañeros e imprimiendo ritmo al juego. Todavía ha de mejorar en la toma de decisiones, pero jugando por dentro se encontró consigo mismo y apareció con más regularidad en zona de balón. También puede jugar como interior en un trivote, pero el alicantino lo puso como socio del punta y con libertad para moverse. Bordalás tiene una especial obsesión en la potencia de Musah, un portento físico.