Visiblemente cansado, pero con una sonrisa casi imborrable en el rostro y con su medalla colgada del cuello. Así se dejó ver ayer Carlos Soler por la estación de AVE Joaquín Sorolla poco antes de las diez de la noche y recién llegado de Madrid. Ha escrito su nombre con letras de oro -aunque la presea sea de plata- en la historia del fútbol olímpico, español y valencianista. De hecho, es el séptimo medallista que el club tiene en su historia, pero precisamente es esa historia la que no espera a nadie y por eso el futbolista, el nuevo 10 del Valencia CF con el nuevo reparto de dorsales que el club ha hecho público , llegó pensando en descansar y ponerse a trabajar cuanto antes a las órdenes de Bordalás. Eso, salvo sorpresa, se producirá este miércoles sobre el campo, aunque el futbolista, cuando fue cuestionado por los mensajes que ha recibido de sus compañeros y del nuevo técnico del Valencia CF tras su éxito, dejó entrever que hoy mismo ya estará en Paterna: «Todos están muy contentos de este éxito y estoy con ganas de verlo mañana ya (a Bordalás)...».

Apenas ha podido descansar, pero su intención es hacerlo rápido y seguir ya con el Valencia CF pese a que no ha tenido apenas vacaciones: «Bueno, al final el avión ya sabéis lo que es y un viaje de 14 horas es complicado. He dormido bastante en el avión y ahora cuando llegue a casa dormiré un poco más porque allí son siete horas más. Se me cierran los ojos, pero bien. Contento y feliz....». Apenas unas horas antes, nada más aterrizar en el aeropuerto Adolfo Suárez junto con el resto de la expedición y trasladarse a la Ciudad del Fútbol, le estaban esperando sus padres, Antonio y Mercedes, ansiosos tras más de mes y medio alejados de él, junto al padre de Rafa Mir (a quien conocen de su paso por las inferiores del Valencia CF) y del presidente de FFCV, Salva Gomar.

La espera sin duda ha valido la pena porque Carlos ya forma parte de un selecto grupo de futbolistas. Él lo sabe, pero más importante que eso si cabe es el hecho de que nada más llegar con la medalla colgada esté pensando en seguir. Consultado por la importancia de lo conseguido, no ocultó su satisfacción: «Es importante y es histórico porque al final muy pocos futbolistas sobre todo españoles lo tienen y muy contento por ello. Una pena que no nos lleváramos el oro, pero esto ya se ha quedado para la historia».

Carlos Soler coge más galones en el Valencia CF. El centrocampista valenciano hereda el que es, probablemente, el dorsal más icónico del mundo del fútbol: el ‘10’. Lo hace tras su loigro en Tokio además. Es el número que ha portado toda su vida en las categorías inferiores de la entidad de Mestalla y ya quiso llevarlo cuando se marchó Dani Parejo, pero ha tenido que esperar un año para colgárselo en la espalda. El reciente medallista olímpico ya había dejado caer entre risas en una entrevista con Superdeporte desde Tokio que su deseo podía verse cumplido esta temporada: «Ya lo veréis, ya lo veréis...».

Homenaje de la RFEF

La RFEF rindió su homenaje a los medallistas de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio, con un acto de recibimiento en la Ciudad del Fútbol que bautizaron «de licenciatura». El auditorio Luis Aragonés de La Ciudad del Fútbol acogió un emotivo reencuentro de los internacionales españoles, entre los que estaba Carlos Soler, con sus familiares tras 40 días de ausencia ya que la burbuja antes de viajar a competir en los Juegos Olímpicos hizo más dura la concentración para un grupo de jugadores que se han convertido en familia. El seleccionador, Luis de la Fuente, aseguró: «Hemos ganado una medalla de plata. No hemos perdido nada».