La semana se ha hecho larga para los aficionados del Valencia en espera de una visita al Camp Nou que vuelve a tener todos los ingredientes de los viejos tiempos del gran clásico del fútbol mediterráneo, con una expectativa de puntuación alta por la mezcla de distintas variables, casi todas optimistas. No es el duelo en la cúspide tantas veces presenciado, ni mucho menos. El Valencia es club bajo mínimos pero con un equipo que empieza a levantarse aferrado a un entrenador fiable, como José Bordalás, mientras que el barcelonismo sigue bajo shock y sin proyecto por el luto de la despedida de Leo Messi, el mejor jugador de su historia. Un vacío que Ronald Koeman, más discutido que nunca en su cargo, no ha logrado recomponer.

El técnico neerlandés ha acelerado más el desencanto de una institución encaminada a una transición incierta. La atención institucional está centrada en la asamblea de socios compromisarios que tendrá lugar horas antes del encuentro y en las que Joan Laporta deberá rendir cuentas. El Valencia apenas ha sido nombrado a lo largo de la semana, pero una victoria visitante podría precipitar el despido de Koeman y resucitar una antigua costumbre. Hazañas en el pasado del Valencia en el Camp Nou desencadenaron las salidas de Herrera, Rife, Kubala y Venables.

La esperanza del Valencia reside en el orden, la disciplina táctica y la contundencia vertical recuperadas con Bordalás, con una conexión inevitable con el recuerdo de los mejores desplazamientos al coliseo barcelonista en la historia reciente, con Claudio López y David Villa sembrando de pesadillas metros libres de césped. Gonçalo Guedes, por fin centrado y también mejor ubicado en la pizarra, encarna esa promesa de vértigo del Piojo y del Guaje. Además, regresan pilares fundamentales, de peso deportivo y también carismático, como los dos capitanes José Luis Gayà y Carlos Soler, que aumentaron el talento de un equipo limitado en calidad, pero sin dudas para ejecutar ideas básicas. Justo lo contrario sucede en el Barcelona, que aún sin Messi, Griezmann o Suárez es un equipo con excelente calidad individual, con una notable hornada de futuro, pero incapaz de responder como un bloque. Resulta llamativo el buen nivel de los internacionales azulgranas en sus selecciones (Busquets, Memphis, Gavi, Dest…), con la irregularidad a nivel de club. El Barça solo ha logrado empatar ante Granada, Cádiz o Athletic y ha caído con estrépito frente al Atlético y especialmente en Europa contra Bayern y Benfica. No obstante, la calidad individual le puede valer para tumbar con cierta facilidad y buenos registros goleadores ante Real Sociedad (4-2) o Levante UD (3-0). Pedri no estará por lesión y podría volver al “once” Ansu Fati.

En los últimos días, Bordalás ha querido rebajar la temperatura eufórica del entorno, con el objetivo de que no se sacie la humildad y el apetito del inicio de temporada, en la que se consiguieron diez puntos de doce posibles. El partido del Camp Nou, en realidad, viene en un momento de incipiente necesidad clasificatoria, al haber logrado solo dos puntos de los 12 últimos en disputa. La referencia de la visita al Sánchez Pizjuán, con aquellos tres goles en contra en veinte minutos, alertan del riesgo que supone relajar la vigilancia en un gran escenario. Con el regreso de Gayà y Soler definidos, con Thierry Rendall todavía en el dique seco, la duda está en saber si Cheryshev, también de vuelta, ocupará la parte izquierda del ataque en la que Hugo Duro se ha desenvuelto con suma pulcritud y eficacia.