Un patrón se repite en los tropiezos del Valencia de José Bordalás, bloqueado en una temerosa crisis de resultados, con solo tres puntos de los últimos 21 en disputa. El cuadro valencianista se ha habituado a tener que remar contracorriente y obligarse a levantar resultados en contra. Concretamente, de las 11 jornadas transcurridas en campeonato, en seis de ellas se ha visto por debajo en el marcador. Una tendencia que poco a poco va erosionando la fortaleza psicológica de un bloque muy castigado en el plano anímico en el bucle negativo de las dos últimas temporadas. Granada, Osasuna, Sevilla, Athletic, Mallorca y Betis golpearon primero.

La plantilla del Valencia volvió ayer al trabajo . f.calabuig

Si bien la primera derrota tardó cinco jornadas en producirse, es cierto que el Valencia ya había tenido que neutralizar y remontar dos desventajas iniciales desde las primeras jornadas. Así sucedió en Granada (1-1) y en la contundente victoria en el Sadar (1-4), cuando se levantó un inquietante inicio con una espléndida capacidad de finalización. Con posterioridad, hasta en otras dos ocasiones ha tenido que igualar resultados adversos de inicio, con goles agónicos en el descuento. Esos fueron los casos de los duelos frente al Athletic (1-1, tanto de Marcos André) o frente al Mallorca (2-2, con los goles en tiempo extra de Guedes y Gayà). Sin embargo, contra rivales más poderosos y a domicilio, el Valencia ha sucumbido con facilidad cuando Sevilla y Betis perforaron en la primera parte su red.

Golpear primero

En la bonanza de resultados del primer mes, antes de tropiezos y lesiones, Carlos Soler llegó a pronunciar que si el Valencia tenía capacidad de adelantarse a sus rivales, sería complicado desperdiciar cualquier renta favorable. No obstante, incluso en el marco de una Liga bastante imprecisa en favoritismos, marcar antes tampoco ha sido una garantía absoluta. Tanto Real Madrid como FC Barcelona acabaron llevándose los tres puntos en disputa a pesar de los goles iniciales del Valencia, obra de Hugo Duro contra los merengues en Mestalla, y de Gayà en el Camp Nou.

Entre los mandatos de Bordalás, la seguridad defensiva es uno de los puntos distintivos. Una fortaleza amparada no en la acumulación de efectivos en la retaguardia o en un bloque bajo de todo el colectivo, sino con una presión adelantada y una contundencia agresiva en las disputas. De ese modo, en dos de las tres primeras jornadas, los partidos en Mestalla frente a Getafe y Alavés (1-0 y 3-0), el Valencia los saldó con dos «clean sheets», porterías a cero, de Giorgi Mamardashvili. Sin embargo, el equipo ha perdido con los malos resultados su capacidad expeditiva para acabar concediendo mucha ventaja a sus contricantes. Los goles en contra, 17, empiezan a convertirse en una losa alarmante. Solo Cádiz (18) y Levante UD (acumulaba 18 antes de jugar anoche frente al Atlético) habían recibido más tantos que los blanquinegros. La falta de seguridad en la zaga obliga a un sobresfuerzo atacante que no luce en la clasificación. Como ejemplo, con los mismos goles, 16, la Real Sociedad se ha encaramado al liderato de la tabla.