El aterrizaje de José Bordalás en Mestalla invitaba, a priori, a vislumbrar un Valencia CF algo diferente al que se está viendo en la primera parte de esta temporada. Su aventura en Getafe dejó en el recuerdo de todos a un equipo aguerrido, ordenado y defensivo. Es cierto que con mayor potencial ofensivo pero el inicio de temporada hizo pensar que el Valencia seguiría el mismo camino que el equipo azulón de la pasada campaña y de las anteriores. Sin embargo, una vez el Valencia superó con nota los primeros cuatro partidos de competición, en el que sacó diez puntos de doce con dos goles en contra, llegaron las lesiones, las dificultades y en consecuencia la brecha en defensa se iba abriendo cada vez más con el paso de las jornadas.

Los dos tantos encajados en las cuatro primeros partidos quedaron en agua de borrajas con los quince goles recibidos en los siguientes siete. Un número que acabó con la paciencia de José Bordalás, que no se cansó en cada rueda de prensa de recordar que la poca contundencia defensiva esta ‘matando’ al equipo y privándole de luchar por cotas más altas como la de ocupar al final de temporada puestos europeos. Los últimos partidos del cuadro de Mestalla están levantando de nuevo el optimismo y provocando que poco a poco el míster cambie su discurso en sala de prensa. En los últimos cinco choques el equipo ha encajado cinco tantos. Un dato que mejora con creces los de la racha previa que condenó al equipo a ir descendiendo en la clasificación paulatinamente pero no llega al nivel de los cuatro primeros partidos de liga.

Pero la mejor noticia es que en solo uno de esos cinco duelos el equipo encajó más de un gol, y fue en el empate a tres ante el Atlético de Madrid, cuando Bordalás, a pesar del agónico empate logrado, se mostró visiblemente disgustado en sala de prensa por la facilidad con la que su equipo sufría en defensa y encajaba goles. Salvando el duelo contra el conjunto ‘colchonero’, el Valencia fue capaz de mantener la portería imbatida en Mestalla en la victoria por dos goles a cero ante el Villarreal. Exactamente lo mismo pero sin victoria ocurrió en casa del que en aquel entonces era el líder de la categoría, la Real Sociedad, que no pudo pasar del empate a cero en el Reale Arena e incluso los de Bordalás gozaron de un tramo final de partido con opciones reales de sumar los tres puntos, debido a que el cuadro txuri urdin jugó con uno menos los últimos minutos.

Las dos últimas fechas en la competición doméstica han dejado luces y sombras. Un gol recibido en el insuficiente empate en casa contra el Rayo Vallecano y otro en la valios última victoria en Vigo contra el Celta. En ambos partidos, sobre todo en Balaídos, el Valencia cerró filas con relativo acierto y consiguió que ninguno de los dos equipos rivales complicara de manera sobrehumana a la zaga blanquinegra. Sin embargo, un error colectivo ante los de Iraola, en una acción donde ningún juador del Valencia fue capaz de despejar con contundencia, y otro individual el pasado domingo, con Koba primero y Alderete acto seguido perdiendo el balón, abrieron de nuevo ligeramente la brecha.

Desde hace ya varias jornadas el técnico se decidió a cambiar de sistema, dejando de lado el 4-4-2 y optando por poblar el centro del campo con un centrocampista más en una esquema 4-1-4-1. El nuevo dibujo se ha sobrepuesto a unas jornadas muy complicadas en las que Thierry, Paulista, Diakhaby, Foulquier y Lato han sido bajas en algún o en todo momento.