Daniel Wass, una de las piezas más preciadas de José Bordalás en el Valencia, parece tener las horas en Mestalla. El Atlético se encamina como el destino del centrocampista danés, que ha ofrecido 1’5 millones de euros por un futbolista llamado a dejar el club con la carta de libertad a partir del 1 de julio, cuando expira un contrato que ha dejado claro por activa y sobre todo por pasiva, por silencio, que no quiere renovar. Una realidad tan evidente como la importancia capital de Wass en la ingeniería básica del esquema del técnico alicantino, en un Valencia repleto de necesidades y cuyo futuro económico depende también de acabar en Europa.

A excepción del derbi contra el Levante UD, que se perdió por sanción, el futbolista danés ha jugado todos los partidos de Liga. En un bloque muy descompensado que necesita refuerzos en el doble pivote desde hace año y medio, Wass aporta un grado de experiencia y versatilidad difíciles de suplir y más en una ventana de mercado como la de invierno, con un abanico mucho más reducido.

El margen de maniobra del Valencia queda también condicionado al acuerdo que el propio futbolista tiene ya cerrado con el Atlético. Sin embargo, el Valencia se quiere cubrir las espaldas y su intención es la de no dejar escapar a Wass antes de no tener firmado a un sustituto a su altura. No debería ser el único refuerzo ya que, como ha quedado comprobado y como se ha encargado de recordar en sala de prensa el propio Bordalás, el equipo necesita fortalecer el centro de la medular y la zaga. La ausencia de un fondo de armario de garantías quedó patente en el último encuentro, en el Santiago Bernabéu. Con Carlos Soler lesionado, Bordalás llegó a retirar a Koba Lein a pesar de haber salido como refresco desde el banquillo y no llegó a sacar a otro mediocentro, como Racic. Un grito encubierto de la necesidad de refuerzos en una zona que aún puede perder más efectivos.

Milagro de Bordalás

La propia continuidad de Wass en esta temporada se enclava en los pequeños milagros atribuibles a Bordalás. A un año vista de acabar contrato, el futbolista escandinavo planteó un pulso al club al exigir su salida de la entidad, en principio para volver a Dinamarca. La añoranza patria quedó desactivada con el interés del Olympique de Marsella, con Pablo Longoria como presidente, una figura que infundía confianza a Wass. Con todo en contra, Bordalás recondujo la actitud de un jugador que, si bien no se ha dignado ni a contestar la oferta de renovación que sigue en firme, sí se ha convertido en uno de los pilares inamovibles del Valencia, con un nivel que sin alcanzar el notable siempre es competitivo.

Daniel Wass cumple su tercera temporada en el Valencia. Llegó en la campaña del centenario, sin la vitola ni de estrella ni de titularísimo, pero su capacidad de adaptación táctica le convertiría en una solución solvente, afianzándose como titular en el lateral derecho en el equipo campeón de Copa con Marcelino. Con la despoblación de efectivos del Valencia en los años siguientes, el papel de Wass ha pasado a ser más decisivo, hasta convertir su posible salida en un problema de primer orden para Bordalás.