Se le escapó al Valencia una oportunidad única de dar un golpe encima de la mesa ganando en el Wanda Metropolitano, pero su nefasta gestión de la segunda parte acabó echando por la borda una primera de mucho nivel futbolístico. Con la lesión de Omar Alderete tuvo que recomponer el equipo perdiendo rigor y fuerza en ambas parcelas: la línea defensiva y el centro del campo, de manera que se dejó embotellar por el Atlético de Madrid hasta acabar sucumbiendo en un final de infarto. El esquema funcionó muy bien con todos sanos y se cayó cuando hubo que tocar la posición de pivote y central, evidenciando que la negligente gestión del mercado no trayendo un central y un mediocentro limita cualquier tipo de variación táctica.

El equipo de Bordalás hizo una primera parte de mucho nivel: con oficio, buen trabajo táctico y mucha pegada. Durante los primeros 20 minutos apenas pasaron cosas en las áreas, pero el Valencia mostró una versión agresiva en la presión tras pérdida para ahogar al Atlético y una gran capacidad para desplegarse en transición ofensiva. Precisamente así inauguró el marcador con una acción genial de Guedes, que recibió ganando la posición a Hermoso y cambió el sentido del juego al sector izquierdo para que Musah definiese de forma deliciosa al palo corto después de una finta al defensor colchonero.

Se adelantaron los blanquinegros en el Wanda Metropolitano y siguieron con su plan de partido, no dejando al conjunto del Cholo jugar con comodidad, trabajando bien la basculación y el repliegue, cerrando las vías de llegada al área y siendo agresivo en las disputas. Cerca del descanso y sin haber sufrido ningún disparo a portería llegó el segundo tanto, obra de Hugo Duro, que recibió un pase de Lato y después de un gran control orientado definió con maestría por debajo de Oblak.

Segunda mitad totalmente diferente

Otro gallo cantó en la segunda mitad, muy condicionada por la lesión de Alderete. El entrenador optó por retrasar a Guillamón a la línea de tres defensiva y darle a Koba Lein la demarcación de pivote posicional, el Valencia bajó en contundencia defensiva y también perdió algo de rigor táctico, permitiendo al Atlético crecer e ir con todo demasiado pronto. Avisó primero Luis Suárez con un desmarque a la espalda que le dejó en situación de mano a mano con Jaume, que le cerró muy bien el espacio y le detuvo el intento.

Se fue apoderando de la contienda el equipo del Cholo, sin excesiva lucidez, pero sí con mucho ímpetu, generando constantes opciones a balón parado. En una de ellas redujo distancias en un fallo múltiple en área propia que permitió a Cunha rematar solo en el área pequeña ante la pasividad de su marcador y la inoperancia del guardameta. Al Valencia le tocaba sufrir y de qué manera para tratar de mantener su corta renta ante las constantes acometidas del cuadro local, que buscaba con insistencia el dos contra uno en banda para llegar a línea de fondo por los confines del área.

Los valencianistas trabajaban mientras el cronómetro avanzaba a paso de tortuga y aunque trataban de salir a través de un inspirado Guedes, el luso quedaba demasiado solo en cada conato de contragolpe mientras el encuentro entraba en su fase más crítica con el Valencia defendiendo en bloque bajo y viendo como el Atlético le metía cada vez más dentro de su área. Y tanto fue el cántaro a la fuente... que se rompió. Jaume despejó un centro lateral, pero el rechace lo aprovechó Correa para empatar la contienda. No había dicho su última palabra el equipo de Simeone, que habiendo hecho lo más difícil tenía todavía siete minutos para ganarlo. Y lo hizo gracias a un gol de Mario Hermoso rematando solo en el segundo palo el envío de Cunha. En definitivo, otra vez (y ya van muchas) la falta de oficio penalizó al equipo de Bordalás. Urgen fichajes.