El valencianismo se acoge a la energía telúrica de Mestalla y su fuerza centenaria para derrotar el próximo miércoles al Athletic Club. La historia del recinto de la Avenida de Suecia está llena de noches como la que se espera el próximo miércoles, en la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey, con triunfos tanto europeos como en el torneo del k.o. festejados ante la fachada de Tribuna y recordados para siempre. Sin embargo, no está siendo uno de los años en los que Mestalla desprenda más embrujo. La particularidad de la Copa del Rey, con sus leyes propias, debe ser la que se imponga para que se produzca un click emocional que despierte al equipo y al valencianismo en la competición doméstica. No sería la primera vez que ocurriera.

El equipo de José Bordalás necesita la victoria contra los athleticzales (ya no se puede especular con el valor doble de los goles a domicilio) y el problema principal es que en esta temporada, tomando como referencia LaLiga, al Valencia le cuesta mucho ganar en su estadio. En 13 partidos disputados como local, el Valencia solo se ha erigido vencedor en cuatro de ellos. Los blanquinegros han ganado a Getafe (1-0), Alavés (3-0), Villarreal (2-0) y Elche (2-1). También ha sumado seis empates y ha perdido en tres ocasiones (Real Madrid, Espanyol y Barcelona). Unos guarismos en su fortaleza que no se ajustan a las estadísticas tradicionales del Valencia en LaLiga en la historia moderna del club, partiendo desde la campaña 85-86, la del descenso a Segunda división. Solo cuatro veces el Valencia había empezado el año con tan pocas alegrías ante su gente, pero paradójicamente en dos ocasiones, en la mitad de ellas, el Valencia acabó ganando la Copa.

Así sucedió en la temporada 2007-08. El Valencia de Juan Soler se encaminaba a una temporada muy crítica con el relevo de Quique Sánchez Flores por Ronald Koeman, que precipitó cuesta abajo a un equipazo con Villa, Silva, Mata, Baraja, Albiol, Joaquín, Banega, Vicente, Morientes, Marchena y los apartados Cañizares, Angulo y Albelda. En los primeros 13 partidos el Valencia solo sumó 4 victorias en Mestalla y acabó sufriendo por mantener la categoría, pero el equipo blanquinegro fue sorteando obstáculos de manera brillante en la Copa, apeando a Atlético y Barcelona, para derrotar al Getafe en la final (3-1).

Más reciente está el ejemplo de la campaña 2018-19, la del centenario con Marcelino García Toral, rival el próximo miércoles. A estas alturas de año, el Valencia solo había ganado tres veces en Mestalla (Rayo, Huesca y Villarreal), pero había sumado una muy atípica racha de nueve empates como local (Atlético, Betis, Celta, Barcelona, Leganés, Sevilla, Valladolid, Real Sociedad y Espanyol), por solo una derrota (0-1 ante el Girona con una portentosa actuación de Bono). Fue la remontada en cuartos de final contra el Getafe (3-1), la que dio al valencianismo el vuelco emocional favorable para acabar el año como un tiro, cuartos en LaLiga con una gran segunda vuelta y derrotando al Barcelona de Messi en la final de Copa en el Benito Villamarín (2-1).

No siempre el Valencia ha sido capaz de aislarse en la Copa de los malos resultados como local en LaLiga. Una de ellas fue, precisamente, la mencionada 85-86, en la que a estas alturas de campeonato el Valencia solo había derrotado a cuatro rivales en Mestalla (Valladolid, Celta, Real Sociedad y Zaragoza) y se consumó una debacle histórica. La restante sucedió en la campaña 2015-16, la de Nuno, Gary Neville y Ayestaran, en la que el Valencia solo había ganado cuatro partidos ante su público tras trece jornadas.

Y un dato para una lectura de trasfondo. Tres de las cinco veces que en los últimos 36 años el Valencia ha ganado tan pocos partidos en Mestalla, ha sido con Peter Lim como máximo accionista. Poco a poco, Mestalla va perdiendo magnetismo.