Vicente Moreno: el cerebro valenciano que conecta con el corazón rojillo

Menos de media hora. Ese es el tiempo en coche que separa los municipios de Massanassa (L’Horta Sud) y Cheste (La Ribera Alta). Las poblaciones de los técnicos valencianos de la Liga: Vicente Moreno y Carlos Corberán. Este domingo, en el escenario de El Sadar, a más de 500 kilómetros, pese a la distancia, latirá el ‘sentiment’ del ‘poble’ que se levantó frente al horror de la dana. El fatídico 29 de octubre ambas localidades se vieron afectadas, especialmente, el núcleo urbano de Massanassa.

Osasuna y la masa social rojilla, con motivo del vínculo del municipio de L’Horta Sud con su entrenador, ha colaborado en la recaudación de 450.755 euros para la reconstrucción del polideportivo municipal, cuyo campo de fútbol lleva el nombre de Vicente Moreno, y del teatro que es sede del hogar del jubilado, casa de la juventud y biblioteca. El lunes, el entrenador, uno de los principales donantes, hizo de anfitrión en la visita de una delegación del club navarro que se entrevistó con las autoridades locales y en la que estaban el presidente, Luis Sabalza, y el director deportivo, ex del Valencia CF, Braulio Vázquez.

Precisamente, Braulio fue el responsable de hacer posible el regreso a la Liga del de Massanassa. Fue su apuesta, a sabiendas del difícil contexto que lo había empujado a una destitución prematura en Almería. Para el gallego, pesó más su trayectoria ascendente con el Mallorca, el Espanyol, al que había subido a Primera y mantenido sin apuros, y el Al-Shabab, al que condujo hasta la zona noble de Arabia Saudita.

Justo a mitad del camino en tierras árabes, el masanasero descolgó la llamada de Miguel Ángel Corona. Moreno pasó todos los ‘castings’ antes de la última elección, la que los ejecutivos en València trasladaron a Singapur, dejándola en manos de Peter Lim. Rubén Baraja, opción asequible en lo económico, se impuso a la del valenciano, al que había que sacar de Arabia y pedía un proyecto más allá de lo inmediato. El máximo accionista prefirió no invertir. Ni siquiera en la carta que más le seducía, la de Nuno.

Un año después, sin embargo, Braulio no desaprovechó la oportunidad. En mayo, Osasuna oficializó el fichaje de Moreno por una temporada. Hoy, las dos partes conviven satisfechas. En Pamplona se especula con la renovación, pero en sus manifestaciones, el técnico asegura que los contactos aún no se han dado y sitúa el «foco» en el fútbol. Fruto de un plan similar al del Villarreal, Osasuna espera a mover fichas al momento en que se rebasan los 40 puntos.

Esa meta, la salvación, es con la que el técnico prepara a su equipo para la noche del domingo contra el Valencia, al que cada vez que tiene la ocasión de hablar de él dice que «se salvará» con el apoyo de Mestalla. La conexión pasional con la grada y el juego directo de Osasuna en El Sadar son rasgos culturales de uno de los cuatro clubes que quedan en el fútbol español que Moreno intenta preservar en el año I tras un ciclo exitoso de seis campañas en manos de Arrasate. Aun así, trabaja en Tajonar para fortalecer la capacidad asociativa de los rojillos, hacerlo más cerebral cuando el rival así lo requiera.

En la distancia de Massanassa, donde viven sus hijos, el rival más duro para él jugó en el terreno emocional. La riada. Le cogió entre un partido de Copa en Chiclana y otro de Liga en casa ante el Valladolid. Osasuna le concedió 15 días de desconexión para poder acercarse al pueblo a ayudar y preocuparse por seres queridos, amigos, conocidos... Vicente Moreno se siente agradecido al club. Es feliz en Pamplona.