Valencia CF | Análisis

Ver el vaso medio lleno o verlo medio vacío

Con el empate, el Valencia mejora levemente su posición en la tabla, pero continúa sin ser capaz de ganar lejos de Mestalla

Pau Pardo

Valencia

Hay jugadores que dejan huella, y luego están los que escriben su nombre en la memoria de Mestalla. Kevin Gameiro no fue solo un delantero, la afición blanquinegra le recordará como el hombre de las grandes noches de Copa. El delantero fue el verdadero protagonista del último gran título alzado por un capitán valencianista. Y hoy, toca decirle adiós. El que guiase a los de Marcelino anotando el primero de la final en Sevilla ante el FC Barcelona cuelga sus botas, poniendo fin a una carrera repleta de éxitos deportivos. Se retira a sus 37 años después de 714 partidos, 242 goles, 1 Ligue1, 1 Copa del Rey y 4 Europa League.

Gameiro aterrizó en Paterna a mediados de agosto del 2018 en el segundo intento del club por hacerse con sus servicios. El tira y afloja comenzó en el verano de 2011, cuando Braulio, director deportivo por aquel entonces, estuvo muy cerca de fichar a un jovencísimo delantero del Lorient. Gameiro, con tan solo 23 años, explotó en la Primera División francesa, anotando 22 goles en 36 partidos. Finalmente, pese a repetir en varias ocasiones que su deseo era jugar en la liga española y, en especial, en el Valencia, se decantó por el PSG.

Cerrar el círculo

Tuvieron que pasar 8 años y una amplia trayectoria en España para que Valencia CF y Gameiro se quitaran la espina y cerraran el círculo. La entidad de Mestalla cerró un acuerdo de 16 millones fijos más dos en variables con el Atlético de Madrid por el traspaso del futbolista. Desembolso inimaginable en la realidad actual del club.

El francés llegó a la ciudad del Turia junto a los Guedes, Kondogbia, Wass o Diakhaby, para firmar la última temporada en la que el Valencia CF compitió al nivel de su historia. En dicha campaña, Marcelino García Toral exprimió al máximo el rendimiento de cada uno de sus jugadores con una eficiencia insólita. Marcelino supo identificar el rol ideal de sus futbolistas, destacando la alternancia en sus onces dependiendo del rival. Y, con Gameiro, no fue menos. El ‘9’ fue de menos a más.

La jornada ha acabado siendo más positiva que negativa para el Valencia CF, pero los resultados de los rivales directos han terminado por generar cierta sensación de quedarse con la miel en los labios. El equipo, que vivirá el parón de selecciones fuera del descenso, dejó escapar en Montilivi la oportunidad de dar un golpe encima de la mesa en la carrera por la permanencia, aunque mantuvo muy vivo el talante competitivo que ha mostrado desde la llegada de Carlos Corberán al banquillo. El punto sirvió para mantener a raya a Deportivo Alavés y Las Palmas, además de sacarle uno al Leganés y recortarle otro al RCD Espanyol, ambos derrotados.

Una jornada más, el Valencia se mantiene como el único equipo de Primera División que no ha ganado todavía a domicilio. El equipo fue competitivo, mejoró en defensa y se adaptó al hecho de no poder alinear a Luis Rioja por las molestias, pero por contra dejó escapar una victoria que acarició al dar un paso atrás por el gol de Diego López.

A la espera del siguiente partido

El punto conseguido, en todo caso, está a la espera del próximo partido en Mestalla para aumentar su valor si el equipo consigue mantener su buen hacer como local. Todo esto sin perder de vista que al equipo le falta visitar a rivales directos como Deportivo Alavés o Las Palmas y que ya es hora de que se libere del peso de ser incapaz de ganar fuera, ya que también se juega el golaveraje.

La jornada 28 no pudo ser mejor en términos de resultados de los rivales directos para salvarse. Empezó el viernes con el empate entre Las Palmas y el Alavés que se dio de forma que hunde la moral de unos babazorros que ganaban 0-2 a falta de un minuto para el 90’ y no saca de pobres a unos canarios que volvieron a no conseguir el triunfo en su propio estadio. Las derrotas de Espanyol y Leganés, por otra parte, tuvieron también el guion más duro para ambos en el plano anímico.

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