Cinco capítulos para escapar de la mediocre zona Meriton

La excelente reacción del Valencia CF a las órdenes de Carlos Corberán ha hecho que el equipo se presente a los capítulos finales de la Liga con un objetivo por definir. Mientras el mensaje del entrenador pasa, lógicamente, por la consecución de los pocos puntos que faltarían para certificar la permanencia en Primera, el valencianismo mantiene un hilo de esperanza cosido a las opciones de volver a una competición UEFA, que existen tras la racha de ocho partidos sin perder.

Precisamente, esa barrera europea es una de las creadas por la gestión de Meriton Holdings a lo largo de estos años. El sufrimiento vivido en una temporada en la que los blanquinegros han habitado 24 jornadas en descenso invita, primero, a la cautela hasta rebasar el límite de los 40 puntos. Pero también, después, a la ilusión de que los jugadores puedan aprovechar el estímulo positivo desde la llegada de Corberán y recortar la distancia de cinco puntos con la octava plaza, que por primera vez en 12 años valdrá para acceder a las competiciones europeas, en concreto, a la Conference League.

Si finalmente el Valencia de Corberán lograse el regreso a Europa tras más de cinco años de ausencia, a la vez, rompería varios de los obstáculos colocados por los Lim al club, al equipo y a la afición. En las diez temporadas anteriores -bajo la dirección de Peter Lim-, el precio del último billete a Europa osciló entre los 53 puntos de 2019 y 2023 y los 63 de 2017. No obstante, en la actual campaña será seguramente más barato al ampliarse el pasaje hasta la octava posición. Es una ocasión de oro de poner fin a uno de los tres periodos más extensos en la historia del club sin pisar el Viejo Continente. Cabe recordar que desde la vuelta de octavos de final de la Champions 19/20 contra la Atalanta, disputada en Mestalla el 10 de marzo de 2020, los valencianistas no han vuelto a jugar un partido internacional de carácter oficial. En total, han pasado 1876 días.

Objetivos incumplidos

A pesar de que Lim tomó las riendas, de la mano del entonces presidente Amadeo Salvo y el superagente Jorge Mendes en octubre de 2014, prometiendo que haría del Valencia un grande que se consolidaría durante diez años en la máxima competición europea, la realidad es que en todo ese tiempo apenas se han conseguido tres clasificaciones para la Champions al terminar en la cuarta plaza. Siete campañas en las que el conjunto, con una multitud de inquilinos en el banquillo, fue incapaz de concluir la competición en el top 8. Ese top 8 sería el premio gordo para un equipo que en enero llegó a verse con una desventaja de cinco puntos en la lucha por la permanencia. Pero hay más para un club que desde el despido de Marcelino en septiembre de 2019, ha sido un asiduo de la parte media de la tabla (9º - 13º), rememorando las temporadas 15/16 y 16/17 en las que terminó ambas como duodécimo, un terreno de nadie que el valencianismo bautizó como ‘zona Meriton’. Sin olvidar, por supuesto, el padecimiento vivido en la 22/23, cuando al mando de Rubén Baraja el Valencia luchó por quedarse en Primera - y lo logró- hasta la jornada 38 en el Villamarín.

La posibilidad de hacer estallar estos límites, originados en los despachos por la nula inversión en fichajes, es una de las motivaciones que tiene el equipo para mirar hacia arriba. A su vez, Carlos Corberán puede hacer todo lo que no han hecho sus predecesores hasta retroceder a Marcelino: Baraja, Gattuso, Bordalás, Gracia y Celades. Solo en la campaña con el andorrano, se rebasaron la barrera de los 50 puntos. Aunque lo hizo con la ayuda de Voro, que en las seis jornadas finales llevó a los valencianistas de 46 a 53 puntos. Hoy, el límite de puntos que podría sumar el Valencia frente a Las Palmas, Getafe, Alavés, Athletic y Betis sería de 54. En todo el curso, el equipo no ha estado entre los 10 primeros. Ese es el reto inmediato. n

La confección del centro de la defensa será una de las cuestiones fundamentales del mercado del Valencia una vez que concluya la Liga el último fin de semana de mayo. A su llegada, y con vistas al mercado de invierno, el entrenador, Carlos Corberán, planteó la necesidad de reforzar el eje defensivo con un central de experiencia. Ese hombre no vino y el técnico tuvo que conformarse con la reaparición sobre la marcha de Mouctar Diakhaby, quien ha firmado una vuelta a la competición impecable después de once meses de lesión. Con César Tárrega pendiente de una mejora contractual y los ojos de otros clubes puestos en jugadores como Cristhian Mosquera y Yarek Gasiorowski, dentro de un mes la zaga volverá al primer plano para centrar el inicio de la planificación de la plantilla 2025/26.

Las decisiones de Corberán sobre el campo hablan a las claras de sus preferencias. La rotación ha definido un orden evidente para el entrenador. Primero Mosquera y Tárrega y tras ellos, mientras adquiere el 100 % de su estado físico, Diakhaby. Yarek, sin embargo, se ha quedado a la cola de un grupo de centrales del que ha desaparecido por completo el joven del filial Iker Córdoba.

Sin embargo, si se produce una venta de uno de los centrales, tanto las opciones como la disposición de Yarek por quedarse en València serían mayores. En este sentido, desde la capital de España se insiste en el nombre de Cristhian Mosquera como futurible del Atlético de Madrid. Nada nuevo, ya que los rojiblancos están interesados en el central hispano-colombiano desde hace meses, y el interés persiste al formar parte de una lista cerrada y reducida de alternativas con las que Diego Pablo Simeone desea reforzar el centro de la zaga.

Tanto Mosquera (2026) como Yarek (2027) renovaron al cumplir un cupo de partidos, si bien, la realidad es que no son jugadores que el Valencia tenga atados. También es cierto que han iniciado las conversaciones con César Tárrega.