P. Varea, Valencia

La prostitución callejera ha descendido en los últimos meses en las calles y plazas de la ciudad con motivo de la presión que está ejerciendo el grupo nocturno de la Policía Local. De las casi 200 detectadas en cinco barrios de la ciudad se ha bajado ya a menos de un centenar e incluso algunas noches sólo llegan a ser unas 50.

Esas son las cantidades de mujeres que, en estos momentos, operan en las calles ofreciendo sus servicios, según datos ofrecidos por el Ayuntamiento de Valencia y otras instituciones, como Cáritas y Médicos del Mundo, que realizan diversas campañas de apoyo a esas personas.

El concejal de Policía Local Miquel Domínguez en un congreso celebrado el pasado mes de junio abogó por escoger el modelo sueco para redactar la normativa municipal. Es en ese documento donde se va más contra el cliente que contra la prostituta, a quien se le debe ayudar con medidas sociales.

Vecinos y hosteleros de los poblados marítimos, del paseo Neptuno y del Grao, han protestado públicamente en distintas ocasiones sobre la presencia de esas mujeres en las calles Marco Sopena, José Aguirre, la avenida del Puerto y otras calles. Las primeras presiones vecinales en el Grao, con manifestaciones incluidas, obligaron a la Policía Local a ejercer una gran presión sobre esas mujeres que, con el paso del tiempo, se vieron obligadas a desplazarse a la carretera de Nazaret, a pocos metros del barrio, y después a la zona de la iglesia de La Punta, en donde su número era casi de un centenar hace pocos meses y hoy día apenas hay una decena. Fuentes vecinales apuntaban que se han desplazado a los polígonos industriales de los municipios de L´Horta cercanos a la pista de Silla.

Programas de ayuda

A raíz de esas protestas las instituciones pusieron en marcha varias programas de ayuda con el fin de facilitarles la incorporación al mundo laboral y la salida de mundo donde se mueven miles de millones de euros. «Pocos han sido los casos pero el esfuerzo para las organizaciones humanitarias ha valido la pena», han reconocido algunos responsables de esas entidades.

Los dos focos de prostitución callejera citados están próximos al escenario de la celebración de la Copa del América y ya en las pasadas competiciones ellas han desaparecido de las calles pero vuelven después.

El otro foco histórico de prostitución callejera es el llamado barrio chino, en Velluters. Es ahí donde aún perduran algunos locales públicos y mujeres en las calles esperando a los clientes. A lo largo de los últimos meses han vuelto a salir a la avenida Barón de Cárcer, incluyendo algunos hombres de nacionalidad brasileña. En los alrededores de la estación de autobuses persiste la prostitución masculina pero la cifra de hombres es muy baja.