S. Golf, Valencia

-Foro Nueva Economía. 22 de septiembre. Ministro Jordi Sevilla: «Tenemos preparada una sorpresa para 2007 pero me permitirá que no la revele delante de la alcaldesa...» ¿Marca esta frase un antes y un después en la vida política de Rafael Rubio?

-No, no. Yo todo eso ya lo doy por cerrado. El ministro lo ha explicado y yo le creo.

-Sin embargo, esas palabras han removido las entrañas del PSPV.

-Ha movido cosas innecesariamente. Este es un partido que goza ahora de una gran estabilidad y desgraciadamente frases como ésa generan la situación vivida estos días pero que también creo cerrada. Es cierto que hay problemas que habrá que ir encarando, pero los normales que tiene cualquier organización. La gran división está en el Partido Popular. Están los casos de Orihuela, el caso Fabra... El PP está intentando reflejar en el PSOE lo que ocurre en sus filas.

-El PP no puso esas palabras en boca de Sevilla ni se la cerró a Pla.

-Es cierto... ya he aclarado eso.

-¿No ha sentido falta de apoyo?

-Al revés, el respaldo es mayor que nunca por parte de quien me lo tiene que dar, que son los militantes, que son en última instancia los que deciden quién tiene que ocupar los cargos.

-«Rubio es un buen candidato como puede haber otros» o «es un candidato a tener en cuenta»,

¿Siente que le mueven la silla?

-Yo puedo pensar que Sevilla es un excelente ministro como puede haber otros miembros del Partido Socialista que pueden ser ministros. O puedo pensar que Joan Ignasi Pla es un buen candidato (a la Generalitat) como también hay otros posibles buenos candidatos en el seno del partido. Como puede haber excelentes candidatos para la alcaldía de Valencia, no sólo el señor Rubio. Eso demuestra es que éste es un partido vivo y que tiene banquillo.

-La frase de marras ha abierto el debate de quién es el candidato socialista capaz de medirse con Rita Barberá, que ha batido a cuatro aspirantes. ¿Por qué no se gana Valencia?

-Los socialistas hemos gobernado la ciudad de Valencia con trece concejales. Ricard Pérez Casado gobernó con trece concejales. Clementina Ródenas también. Hoy tenemos doce, no estamos tan alejados. Pero además sociológicamente la ciudad ha cambiado mucho desde el año 79. ¿La señora Barberá es batible? Es batible. ¿Y qué estamos haciendo nosotros? Pues preparar un proyecto ilusionante para los ciudadanos, que conecte bien con sus problemas. Yo creo que no es una cuestión de caras lo que lleva al ciudadano a votar, vota un proyecto que le pueda representar y, en grandes ciudades, su percepción de la acción también la del Gobierno de Madrid. Ahora hay mejores condiciones que en años anteriores para poder dar ese asalto al Ayuntamiento de Valencia, porque hay una buena acción de Madrid, hay un partido -a pesar de los de estos días- sólido que representa un proyecto único y ahora es cuestión de conectar.

-Pero estamos hablando de remontar una diferencia de 80.000 votos en las últimas elecciones.

-Hay que recordar que cuando Rita viene aquí en el año 91 viene despedida por el PP de su posición en las Cortes. Esto era ya el final de Rita Barberá. Una serie de circunstancias históricas hacen que, con el voto de UV, obtenga la alcaldía. Quién le iba a decir a Rita, que parecía muerta en ese momento, que se encontraría esas circunstancias. Pues esas cosas se pueden dar ahora también.

-Dice que no es cuestión de caras, sino de programa ¿Qué ofrece a los ciudadanos que puedan percibir como diferente y mejor?

-Existe un modelo diferente que representan los progresistas respecto al de Barberá, que es el de la tarjeta postal. Nosotros nos preocupamos por los problemas reales de la gente. ¿Valencia está mejor? Indudablemente. Cómo no va a estarlo después de tantos años. ¿Los problemas de la gente se han solucionado? Pensamos que no. Hoy comprar una vivienda para muchos es imposible, los servicios sociales funcionan peor que nunca, la movilidad es el imperio del coche sobre el transporte público, la tasa de fracaso escolar es más alta que la media, no hay participación ciudadana y la ciudad se ha convertido en el coto privado de determinadas empresas.Hay una manera diferente de construir ciudad. Nosotros pretendemos garantizarle a todo el mundo que va a poder desarrollar su proyecto de vida.

-¿Primarias sí o no?

-Si tenemos un candidato o candidata que constatáramos que aporta más votos y garantiza la victoria, yo sería el primero en pedirle que encabezara la lista. Yo no tengo ningún interés, prefiero ser cabeza de ratón que cola de león. Porque no va a ganar Rubio, sino un proyecto. Las primarias son un buen método y suponen la participación de los militantes.

- Entonces ¿no le parece bien la posibilidad de establecer una excepción en Valencia?

-No debe haber primarias cuando hay un solo candidato. Si se dan dos o más, el mecanismo está ahí.

Yo, si tengo el apoyo de los compañeros y me piden que me presente, lo haré.

-¿Y qué tal adelantarlas como parece que estudia Joan Ignasi Pla?

-He oído decir que eso no es así, no lo sé. Estoy de acuerdo en que el momento correcto es el otoño de 2006. No sé si se adelantarán las de País, pero las que no lo harán serán las de Valencia.

-Una de sus principales críticas al gobierno popular es la del urbanismo. Aunque no habrá pacto, el hecho de que se haya planteado ¿le desmonta la estrategia?

-En absoluto. Hay un responsable del desaguisado urbanístico de la Comunidad, el presidente Camps. Se ha repartido el espacio urbanizable y ahora el señor Camps quiere hacer una especie de tabla rasa. Ya tiene el suelo quien lo tiene que tener y ahora quiero un acuerdo con los socialistas que me convalide lo que he hecho. Y yo creo que nosotros no debemos convalidar los destrozos que está planteando el señor Camps en nuestro territorio. Y, en cualquier caso, quien aprueba esos PAI no son en última instancia los ayuntamientos, sin el visto bueno de la Generalitat Valenciana eso no se puede hacer.

-Que el Gobierno central esté en manos del PSOE en lugar de una ventaja, ¿no les pone a ustedes en un brete?

-Yo creo que los valencianos hemos salido ganando.: las obras de la Copa del América únicamente financiadas por el Gobierno o el convenio que se va a firmar con Acuamed. Lo que pasa es que tenemos que perfilar mejor el discurso. Pero hay que tener en cuenta que casi todo lo que se hace en Valencia o es competencia del ayuntamiento o de la Generalitat. Las competencias estatales cada vez son menores.

-Los estatutos de autonomía valenciano y catalán están en el centro del debate político y usted tendrá su visión.

-Son dos realidades que no son comparables. No tiene que existir ningún complejo nuestro ante lo que los catalanes quieran hacer. Lo que me preocupa es ese sentimiento anticatalán que está desarrollando el Partido Popular. Están transmitiendo el miedo a la gente. Si el Estatuto de Cataluña, como así parece, sufre modificaciones en el debate parlamentario y se adecua a los márgenes constitucionales y la financiación es multilateral, ¿qué problema hay? Los valencianos hemos optado por otro tipo de Estatuto. A mí personalmente hay dos cuestiones que me hubiera gustado ver de distinta manera, la rebaja de la barrera electoral y el reconocimiento de Valencia como capital. Pero, en líneas generales, me parece un buen Estatuto.

-¿Qué ocurrirá en 2007 y después?

-Yo estaré donde los compañeros decidan. Lo demás es futurología. Cuando uno sale a jugar un partido de fútbol sale a ganar, no a defender. Pero tampoco existe una maldición bíblica que impida que podamos ganar a Barberá. Lo de Rita Barberá es un mito. No tenemos que tener ningún miedo.

-A lo mejor a los que hay que temer es a los de casa.

-Si se siguen los reglamentos y los plazos no tiene por qué haber ningún tipo de zancadilla. Este partido tiene que dar imagen de unidad y no caer en las provocaciones y liarnos en batallas internas. Si Ignasi Pla se presenta a las primarias y el partido decide que es él nuestro candidato sin duda alguna tiene todo mi respaldo para llegar a ser presidente de la Generalitat y trabajaré para ello.

-¿Y al revés?

-Confío que también.

-No confiará tanto, cuando está llevando a cabo demostraciones de fuerza.

-No son demostraciones de fuerza, son reuniones habituales. Además, es normal, porque la gente deposita en ti una confianza y quiere que tú le vayas informando de cómo van las cosas. Esa es mi obligación y, si se producen ... distorsiones, lo mejor es que sepan de primera mano qué es lo que pasa.

-¿La venganza es un plato que se sirve frío?

-No soy rencoroso.