H. G., Valencia

El subdirector del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, Vicente Guerola, lamentó ayer el expolio de la cocina barroca del palacio del Barón de Vallvert, en la calle del Mar, y aseveró que es «una pérdida irreparable». El experto aludió al abandono en el que se encontraba el palacio, legado a una fundación tutelada por la Generalitat, y calificó de «insolencia» que el edificio no tuviera ni alarmas ni vigilancia alguna para evitar el robo. Las piezas de cerámica del siglo XVIII pintadas a mano con escenas costumbristas constituyen «uno de los mejores ejemplos del esplendor de la azulejería rococó valenciana. La cocina era una pieza única y capital».

Por eso, el experto, a la sazón profesor del Departamento de Bienes Patrimoniales de la Academia de Bellas Artes de San Carlos, instó a la Conselleria de Cultura a actuar para intervenir esas piezas en el mercado negro. Los robos se vienen produciendo desde el pasado verano. «Aún no es demasiado tarde y se puede rastrear la pista de los murales de cerámica» que cubrían de arriba a abajo las paredes de la cocina. Guerola participó en la recuperación del mural cerámico de la Virgen de la Seo que se exhibía en la fachada de una casa de Xàtiva, que en la actualidad se expone en el Almudín.

Tal como informó este diario, la Policía Nacional investiga el robo y expolio del palacio del que se han sustraído alrededor de 1.600 piezas de cerámica. Los expoliadores actuaron con total impunidad sustrayendo las piezas con carretillas. Guerola, que ha estudiado la cocina del palacio del Barón de Vallvert, aseguró que sólo hay una cocina, en el Museo de Artes Decorativas de Madrid, que se le podría comparar. «Ni el Museo de la Cerámica de Valencia dispone de una cocina barroca de estas características».

Según este especialista, el valor histórico y artístico de los murales de cerámica «es incalculable», si bien algunas estimaciones cifran en más de 300.000 euros el precio que podría alcanzar la cocina en el mercado negro. «Hay mucho tráfico ilegal con este tipo de piezas». «Es posible que los expoliadores tengan la tentación de vender piezas por separado, por eso hay que actuar pronto».

La cocina de los Vallvert tiene un «importantísimo valor documental». Aparecen «figuras a tamaño real con indumentaria y utensilios típicamente valencianos», como el proveedor galante. Guerola asegura que esta cocina se hizo en torno a 1780 en una fábrica de Valencia, no de Manises, probablemente la de Vicente Navarro, en la calle Corona. Es el momento de esplendor del barroco, que coincide con la obra escultórica de la puerta del Marqués de Dos Aguas. Los obradores valencianos exportaban entonces su cerámica a España y a América.