M. J. Ros, Valencia

Dos de los ocupantes de la furgoneta, una joven de 20 años y un chico de 26, resultaron heridos de consideración mientras que el resto de pasajeros salió ileso.

Eran las tres de la madrugada y por las calles de la ciudad apenas circulaban vehículos. De repente, un «enorme estruendo» interrumpía el sueño de los vecinos de esta céntrica avenida. Muchos de ellos, aturdidos, se asomaban a las ventanas para comprobar qué había sucedido: «¡No podía creer lo que estaba viendo. La furgoneta había arrasado con todo lo que tenía por delante!», exclamaba Miguel, que vive en la finca de enfrente. Francisca Fuster pensó «que era un edificio que se había hundido. No me asomé a la ventana porque tenía miedo».

El andamio

A la altura del número 79 no quedó nada en pie. El vehículo arrancó la farola -que cayó sobre un coche estacionado-, el semáforo, la cabina e, incluso, desplazó dos tramos un andamio de grandes dimensiones para acabar chocando contra un árbol que, afortunadamente, se mantuvo en pie. «Menos mal que estaba ahí el andamio porque sino se meten dentro del edificio», manifestaba ayer la presidenta de la finca donde sucedieron los hechos. Los operarios que restauran la fachada explicaron que la estructura metálica se apoya sobre seis bases y que mide 25 metros de alto por 15 de largo. «Para mover este andamio se necesita venir a más de 120 kilómetros por hora», dijeron.

Nada más ocurrir el accidente, los ocupantes de la furgoneta -tres chicos y tres chicas- fueron abandonando el vehículo. Todos estaban bien menos dos de ellos que tuvieron que ser trasladados en ambulancia hasta el Hospital Clínico. Según informaron fuentes de la Conselleria de Sanidad, la joven sufría policontusiones, mientras que el muchacho presentaba una fractura en un tobillo que no revestía gravedad.

Los bomberos fueron los encargados de arreglar los desperfectos provocados por el conductor de la furgoneta.