Julia Damiá, Valencia

«Hoy hemos recuperado el Balneario de la Alameda. Venid aquí porque lo hemos vuelto a abrir». Con estas palabras la alcaldesa Rita Barberá se dirigió ayer a los valencianos para anunciarles que el citado balneario volvía a estar en uso tras 26 años. La Casa de la Lactancia, uno de los edificios del conjunto modernista construido para la Exposición Regional de 1909, se convertía en el primer centro termal urbano de España tras una restauración, según Barberá, hecha con el «máximo respeto» a la estructura que diseñó Ramón Lucini Callejo.

La recuperación de estas instalaciones ha venido de la mano de la iniciativa privada. La empresa TermaEuropa gestionará el balneario durante cincuenta años tras haber invertido seis millones de euros en el edificio. La Casa de la Lactancia o, como recordó la alcaldesa, la Casa de la Gota de Leche, era el lugar donde las trabajadoras de la Tabacalera iban a amamantar a sus hijos. Con esta actuación la Lactancia ha sido el tercero de los cuatro edificios del conjunto modernista que se ha rehabilitado, junto con el Palacio de la Exposición y la Lanera, convertida en hotel. El cuarto, la antigua Tabacalera, está previsto que el ayuntamiento lo rehabilite antes de 2009 para acoger dependencias municipales.

La rigurosa reforma ha permitido que las aguas mineromedicinales que afloran a 43 grados centígrados desde un manantial ubicado a 663 metros de profundidad en el centro de Valencia, lleguen de nuevo a los ciudadanos. La directora de la instalación, Ana Arcos, aseguró que estas aguas termales tienen una importante presencia de sulfato, calcio y magnesio. La composición y la temperatura del manantial, que fue declarado de utilidad pública en 1951, hacen según Arcos que las aguas «sean beneficiosas para tratar problemas reumatológicos, traumatológicos y dermatológicos, afecciones respiratorias crónicas y agotamiento psicofísico».

La intención inicial de la alcaldesa era recuperar el antiguo balneario de la Alameda -que en origen estaba en la Lanera- para uso y disfrute ciudadano. El corsé de los precios públicos hacía poco atractivo el proyecto para las empresas, de ahí que, además de rebajar el canon anual que la empresa pagará al ayuntamiento durante los primeros siete años a un nivel simbólico (2.000 euros), se hablara de precios públicos sólo en determinados horarios. Finalmente, los precios del balneario oscilarán entre los 15 euros de las inhalaciones de vapor y los 1.125 de un programa traumatológico de un mes, sin que haya tarifas reducidas para ningún segmento de la población ni horario. No obstante, Arcos manifestó que no se descartan futuras colaboraciones que permitan realizar estos descuentos.