M. V., Valencia

Y es que, aunque el primate es responsabilidad del antiguo Patronato de Ciencias Naturales, rebautizado como Patronato Valenciano de Zoología Ignacio Docavo e integrado por ayuntamiento y Diputación, ni uno ni otro parecen darse por enterados.

Hasta ahora, la corporación de zoología se financiaba con los fondos públicos procedentes de los dos patronos antes mencionados y, por supuesto, de sus propios ingresos, completamente nulos desde que el zoo cerró y abrió el Bioparc en febrero pasado. Por tanto, la entidad no dispone ya de un duro más allá de las aportaciones que le puedan hacer el consistorio y la Diputación de Valencia. Sin embargo, según Docavo, "hace meses que el patronato no se reúne", pese a los asuntos que aún hay pendientes y que es necesario tratar, entre ellos "la liquidación de cuentas de 2007 y la aprobación -todavía- de los presupuestos de 2008".

Una de las cuestiones principales que hay que solventar es, por supuesto, el futuro de Boris, ya que aunque se acordó que el animal sería trasladado a un parque zoológico de Holanda debido a que no tiene cabida en el Bioparc porque éste sólo alberga a fauna procedente de África -Boris es asiático, concretamente de Borneo-, su marcha aún no se ha llevado a cabo por diversas razones y el primate continúa en las antiguas instalaciones de Viveros.

Mientras está allí, el orangután, que ya tiene 27 años, debe seguir comiendo, como parece obvio. Sin embargo, no hay nadie más allá de Docavo y del cuidador del animal que se haga cargo de esta evidencia a tenor de la actitud de la administración local y la provincial, que ni siquiera han aprobado el presupuesto del patronato y que tampoco han contestado a la petición que Docavo les hizo en junio para que celebrasen una "reunión de carácter urgente".

Así que, ante esta situación, el antiguo director del zoo decidió tirar por la calle de en medio y acudir a Bancaja para pedir un préstamo a cuenta de los ingresos que la corporación de zoología debería recibir en un futuro del consistorio y la diputación. "Son 60.000 euros que sirven para pagar la comida de Boris y también al vigilante nocturno, además de los gastos corrientes de las instalaciones", aclaró Docavo.

En buen estado y sin problemas

Por otra parte, sobre la denuncia interpuesta esta semana por Proyecto Gran Simio ante el Seprona de la Guardia Civil acerca del supuesto abandono que padece Boris, tanto Docavo, al que sigue saludando efusivamente, balanceándose de lado a lado de la jaula, cada vez que lo ve, como el cuidador del primate, Juan Fabregat, defendieron ayer "las buenas condiciones en las que se encuentra el animal".

"Continúa con las mismas rutinas que tenía antes de que se cerrase el zoológico y, debido al carácter solitario, innato en los orangutanes, no ha notado en lo más mínimo el hecho de estar solo o la falta de visitantes", explicó su cuidador, que lo alimenta tres veces al día "durante todos los días del año: llueva, nieve, haga sol o sea festivo".

No está solo. El resto del personal -cinco empleados- que aún sigue en Viveros -Docavo también acude diariamente- está pagado por Rain Forest, la empresa que gestiona el Bioparc. Asimismo, la firma financia la manutención de la familia de tres hipopótamos que continúa en las instalaciones del antiguo zoo y que a finales de mes serán trasladados por fin al Bioparc, tal como confirmaron fuentes del nuevo parque faunístico.