"Veía que había grietas pero no empecé a preocuparme hasta que un día predicando se oyó un fuerte crujido... Seguí con la misa para no preocupar a los feligreses, pero al poco tiempo empezaron a caer restos de la cúpula al suelo". Así explica el cura párroco de la iglesia de San Agustín cómo empezó en 2006 su "via crucis" por los pasillos de distintas instituciones para conseguir que le arreglasen el templo, declarado Bien de Interés Cultural. El 28 de diciembre de ese año, día de los Inocentes, el padre Vicente Ferrer recibió una llamada de la Conselleria de Cultura informándole de que el conseller había firmado el decreto para una intervención urgente.

El encargo recayó sobre el arquitecto Francisco Jurado, el restaurador del acueducto de Segovia que se enfrentó al reto de cambiar una cubierta agrietada y muy dañada sin cerrar al culto la iglesia. San Agustín era "como una persona mayor que se había encorvado con el tiempo". "Nos planteamos poner tirantes para que el edificio no se siguiera abriendo, pero al final optamos por colocar anclajes en las dovelas de los arcos para cerrar las grietas", explicó ayer el restaurador.

Al retirar la cubierta antigua, cuyas tejas se reutilizaron en la nueva, los expertos se llevaron otra sorpresa. Descubrieron en bastante buen estado la bóveda gótica original del templo. La encontraron debajo de metros y metros de tabiques de ladrillo que se pusieron durante la guerra civil en el hueco entre la cúpula y el tejado con la intención de afianzarlo. Para aligerar la cúpula del peso muerto del tejado se optó por una solución de cubierta de madera.

Tres años más tarde y tras una inversión de un millón de euros, la iglesia de San Agustín luce una nueva cubierta que deja un espacio hueco que permite recorrer la bóveda. En principio, podrán acceder los investigadores, pero no se descarta otro tipo de visitas. Se recomienda ir en invierno.

El paseo por la bóveda medieval ya lo han hecho expertos en gótico valenciano, como Arturo Zaragozá, consultados por Francisco Jurado durante la restauración que han atribuido el tramo inicial (el del ábside) al genio de Pere Compte, el arquitecto de la Lonja y otros monumentos de la ciudad. "Se trata de una semiesfera maravillosa y casi intacta" cuya fábrica se distingue del resto. Es difícil atribuir la obra con exactitud por las numerosas intervenciones sufridas por la iglesia pero "es muy probable que fuera de Pere Compte", apunta Jurado.

La consellera de Cultura, Trinidad Miró, visitó ayer el templo para comprobar el resultado de la intervención. Se comprometió a destinar más fondos "en el momento haya un remanente" para completar la restauración ya que queda por arreglar la fachada lateral. Miró dijo que hay muchas iglesias "que se están abriendo o agrietando" en toda la Comunitat que también requieren inversión.

Cubierta de madera liviana y regulable

La nueva cubierta de madera de la iglesia de San Agustín es una obra de ingeniería. Además de ser más ligera y liberar de peso la bóveda medieval tiene incorporado un sistema de cables de acero que permiten tensar o aflojar las cerchas para evitar que la dilatación o contracción de la madera, según la época del año, pueda sobrecargar la cúpula de la iglesia, construida en el siglo XIV y declarada BIC.