El Arzobispado de Valencia no ha puesto grandes objeciones al trámite de la desacralización, que se reduce a la firma de un documento administrativo que autoriza el derribo del edificio. "Teníamos la ilusión, por el cochambroso estado del entorno, de que comenzara la obra inmediatamente y en dos o tres años volver a tener la ermita en un espacio que valiera la pena", dijo Javier Barrio. La plaza donde está ubicada es un solar sin urbanizar utilizado por el vecindario para aparcar los coches y tirar basura.