­Vicent Miquel (La Nucia, 1939), «don Vicent» para sus subordinados, recibe distendidamente en su sobrio despacho del Ayuntamiento de Valencia, por donde se mueve con cierta lentitud por una lesión a medio curar —«me torcí el tobillo saliendo del cine», detalla—. Ésta es una de sus contadas entrevistas con un medio de comunicación.

¿Es usted una de esas personas que vale más por lo que calla que por lo que cuenta?

Bueno, es que secretario viene de secreto. El secretario tiene que callar mucho. La profesionalidad conlleva que en el trabajo te olvides de tus opiniones como ciudadano. No sé si me llevo muchos secretos. En esta profesión te dicen que hay que ser imparcial con el asesoramiento. Intentar revestir jurídicamente el acto. Y nada más. La última reforma de la Ley de Régimen Local, la llamada ley de Grandes Ciudades, ha sido nefasta, nos han reducido prácticamente a nada. Esta ley nos ha dejado en manos de otros funcionarios.

No le veo muy de reformas...

Creo que esa reforma ha sido una imbecilidad de la gente de [Alberto Ruiz] Gallardón que promovió una modificación de esquemas en la administración local que imita la estructura de la Comunidad de Madrid y del Gobierno, con secretarios de estado, directores generales y coordinadores. Como todo el mundo quiere ser gran ciudad, hasta los municipios con 7.500 habitantes, todos se han apuntado a esa nueva estructura nueva. Aquí aún no se ve mucho, sólo hay un director general en Urbanismo.

¿Le ha tenido que parar los pies a algún político?

Pues no lo sé, porque las cosas cuando me llegan a mí ya han dado muchas vueltas en el expediente. Nada se puede obrar sin el famoso expediente, que es un proceso largo. Esa es la gran ventaja o desventaja de nuestra Administración, que hay muchas intervenciones e informes de por medio. Por eso no suele ser menester el enfrentamiento. Las cosas se van mejorando por el camino.

¿Alguna tensión habrá tenido en 23 años en el ayuntamiento, 18 de ellos como secretario general?

Aquí se defendía el tope del 20% en los modificados de la contratación de obras [los sobrecostes], aunque la ley de contratos permite, en una norma casi escondida, llegar al infinito.

Pidió una prórroga de cinco años al llegar a la edad de jubilación ¿No le quedaba buena pensión?

Bueno, es verdad que la pensión es una miseria [ 2.600 euros al mes], pero lo alargué porque consideré que me encontraba bien en todos los aspectos.

¿Qué va a hacer ahora con tanto tiempo libre?

Aprender inglés, aunque sea en plan indio! Es una vieja aspiración. Y leer..

Usted ha visto pasar a tres alcaldes ¿Qué diría de ellos?

Ricard [Pérez Casado] además de amigo es una personas excelente que quizás no se supo rodear bien de gente. Rita Barberá me hizo secretario. Tiene un empuje... Ella es quien lleva esta casa. Se sabe situar muy bien en las peleas. Clementina era muy trabajadora, quizás demasiado. Lo estudiaba y machacaba todo y no siempre había tiempo para eso.

Ahora que se libera ¿qué opina del caso Gürtel?

Lo que me importa de ese caso es el tema legal y judicial. Las sentencias, que es lo efectivo. Si hay inhabilitaciones o no. Lo otro va y viene. En un estado de derecho no vale nada que no pase por el poder judicial. No son infalibles pero la última palabra la tienen los jueces. En este tema no puedo opinar como ciudadano porque he ejercido como funcionario, pero sí le digo que empresas del entramado de Gürtel no hay ninguna que contratara con el ayuntamiento. Aquí no se ha encontrado relación con la trama. Por aquí no ha venido el Bigotes, ni Correa, que me parecen unos impresentables. El ayuntamiento ha todo eso.

¿Ve a Rita Barberá de presidenta de la Generalitat?

No. Yo creo que le gusta mucho ser alcaldesa, esto es para ella un terreno fenomenal, cuesta abajo. Lo tiene todo controlado, con una persona de su confianza que le lleva todo. No creo que tenga interés en irse. El ayuntamiento está limpio de polvo y paja, en cambio el Palau... De todos modos, creo que si [Francisco] Camps se presenta otra vez a las elecciones ganará porque no hay alternativa visible. Para que uno caiga debe haber alternativa. El PSPV ha ido perdiendo gente muy buena. Aquí había un concejal como Aurelio Martínez (ex director del ICO) que se lo cargaron de mala manera. En Madrid, lo han hecho con Solbes.

¿Y el PP tiene liderazgo y buena cantera?

Tienen a Rita Barberá, que es mucho, luego a gente más o menos hábil y a unas bases que son las de toda la vida. Hay en general una cierta pobreza de líderes. El que se considera algo no se mete en política. Quien tiene un buen despacho de abogados, de médicos, pues sigue. Por eso el nivel ha bajado bastante.