"Valencia ha pasado del monocultivo de cítricos, que antaño fue pilar de su economía, al monopolio de Calatrava. Ni naranjas, ni Micalet, ni Albufera, ni fallas, ni paella: la imagen de Valencia es poco menos que un monopolio Calatrava", asegura el periodista Llàtzer Moix en el arranque del capítulo que dedica al Capicasal en su último libro Arquitectura milagrosa. Hazañas de los arquitectos de estrella en la España del Guggenheim. El crítico de arquitectura de La Vanguardia disecciona la fiebre de muchas ciudades españolas por engalanarse con obras de los arquitectos estrella para que obren el milagro de "situarlas en el mapa".

La ciudad de Valencia confió su pasaporte a la modernidad al arquitecto nacido en Benimàmet, aunque afincado en Zurich desde hace años. Dos políticos se atribuyen el mérito de haber apostado primero por Calatrava. Uno es Vicente González Móstoles, concejal del PSPV en Valencia y en los 80 jefe de los servicios técnicos de urbanismo y del Servei d'Arquitectura Urbana del ayuntamiento del Capicasal. Móstoles asegura que se eligió a Calatrava para construir el puente de Campanar (el primero que hizo) "porque era el candidato idóneo: un valenciano que despuntar en la escena internacional, así que lo propusimos al alcalde, fue aceptado, asumió el encargo y construyó el puente" que costó más de 400 millones cuando "inicialmente estaba presupuestado en 200. "¡Esto no son encofrados! ¡Esto es marquetería!", recuerda el edil haber oído decir al constructor del puente diseñado por Calatrava".

El entonces conseller de Presidencia, Rafael Blasco, "no vacila a la hora de reclamar el fichaje de Calatrava como una aportación personal. "El primer contacto lo hice yo, a instancias de un familiar mío, a quien Santiago acudió en busca de una vía de acceso a la administración. Le cité y me pareció una persona genial, idónea para ocuparse del proyecto emblemático de modernización de nuestra ciudad".

Calatrava ganó en 1991 el concurso internacional de ideas convocado por el Gobierno socialista de Joan Lerma para la Ciudad de la Ciencia. "Las autoridades valencianas fueron en todo momento partidarias de que Calatrava ganara el concurso", recuerda a Llàtzer Moix, el arquitecto Oriol Bohigas, que fue jurado en el concurso.

La llegada del PP a la Generalitat, en 1995, hizo peligrar el proyecto. Pero Calatrava hizo uso de dos bazas para que continuara a su cargo. De una parte, la suma pactada por la rescisión del contrato con las constructoras y el arquitecto. "Se había pactado una suma que casi doblaba la invertida en los cimientos" hasta entonces: 3.000 millones de pesetas, lo que hizo que el PP desistiera de cargarse este proyecto "faraónico". De otra, Calatrava movilizó a Pasqual Maragall para que llamara a Rita Barberá y la convenciera de que "los populares reconsideraran su decisión de prescindir de él".

Y el PP se apropió de Calatrava. ¿O fue al revés? "El PP asumió que este proyecto debía seguir -asegura Blasco a Moix- y desde entonces ha mostrado gran respeto por las decisiones de Calatrava. Pese a las tensiones presupuestarias, siempre ha primado la decisión de Calatrava a la hora de dar nuevos alicientes a nuestro proyecto." Así, el PP pasó de calificar de "indecente la intención [socialista] de destinar 50.000 millones de pesetas" a la Ciudad de la Ciencia de Lerma, a invertir 877 millones de euros (144.755 millones de pesetas) a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que acumula "desviaciones del presupuesto que oscilan entre el 60% y el 310%". Unos sobrecostes que, Llàtzer Moix atribuye a "la costumbre de Calatrava de iniciar las construcciones sin proyectos ejecutivos definitivos que provocan posteriores y reiteradas modificaciones a pie de obra". Si algún conseller "intenta contenerlo", el arquitecto no duda en "recurrir a Camps, Aznar o marcar el número de la Zarzuela". Y aún queda Calatrava para rato. "No se ha planteado un límite para la inversión en Calatrava", admite Blasco. "Está por diseñar la fachada litoral de Valencia. Y Calatrava goza de la aprobación popular y todo nuestro apoyo."

DECLARACIONES AL AUTOR DEL LIBRO:

SANTIAGO CALATRAVA

arquitecto valenciano

"¿Alguien se pregunta por lo que costó la Lonja en su día?"

"¿Alguien se pregunta por lo qué costó la Lonja en su día? No, nadie lo hace. Es la consecuencia de un esfuerzo muy generoso que ha dado mucha imagen. Con el Ágora queremos lograr algo parecido. Camps quiere que el Ágora sea la Lonja del siglo XXI, un edificio versátil..."

RAFAEL BLASCO

conseller en los 80 y ahora

"Cacsa ha sido más iniciativa de Calatrava que de la Generalitat"

"La capacidad de persuasión para ir enriqueciendo el proyecto de la Ciudad ha sido más una iniciativa de Calatrava que una decisión de la Generalitat [...] La Generalitat no tenía una idea completa de la Ciudad [...] Las propuestas de Calatrava nos animaron a asumir retos cada vez más ambiciosos."

FERNANDO VILLALONGA

ex director del despacho de calatrava

"Santiago es muy artista y, como todos, es obsesivo"

"Santiago es muy artista. Lo veo como arquitecto pero, sobre todo, como un creador de summa artis, como un artista total. Es valenciano, mediterráneo, sensual. Es arquitecto y artesano. Muy artista. Y, como todo los artistas, es obsesivo. Tanto en la repetición de las formas como en su entrega al trabajo."

ANA NOGUERA

diputada del pspv

"Prima el espectáculo y los costes están fuera de control"

"Estamos ante un caso de saturación solidaria de egos artísticos y políticos. La operación de la Ciudad de las Artes y las Ciencias ha primado el espectáculo sobre el contenido y evoluciona con los costes fuera de control: he aquí sus dos problemas mayores."

VICENTE GONZÁLEZ MÓSTOLES

Concejal del pspv

"Retrocedió el carácter científico y se optó por un parque temático"

Del proyecto socialista a la propuesta popular "el carácter científico retrocedió y se optó por un acento más próximo al parque temático; por una propuesta que, a diferencia de la inicial, primaba la relación con el público con los cinco edificios abiertos".