La Concejalía de Bienestar Social de Valencia resolvió ayer con dos billetes de tren el problema de Adriana Turuelo, la joven transexual a la que en los albergues le obligan a dormir y compartir cuarto de baño con los hombres porque en su DNI figura como varón. Adriana y su madre, Mari Paz Argüero, que están en paro y se han quedado sin casa, llevan varios días durmiendo en la calle por temor a que en los centros de acogida las separen, una "vejación" a la que no quieren verse sometidas, tal como adelantó ayer Levante-EMV.

Ambas mujeres han estado varios días dando tumbos por la ciudad y llamando a las puertas de distintas organizaciones asistenciales, pero no ha sido hasta que su caso ha sido difundido cuando el ayuntamiento, a través del Centro de Atención a los Sin Techo (CAST), les ha dado la solución.

A última hora de la tarde de ayer, los responsables del CAST, donde se atiende las personas sin techo y se les asigna albergue, les dijeron que si querían el ayuntamiento podía pagarles un billete de tren a otra ciudad. Como alternativa les ofrecieron dos plazas en la Casa de la Caridad, donde según Adriana "sólo había disponible una habitación de mujer y una de hombre".

Finalmente aceptaron dos billetes a Madrid donde, dicen, "tenemos algún familiar que podría ayudarnos". El ayuntamiento se volcó ayer con ellas, "haciendo una excepción", les pagó una noche en una pensión de Velluters. Los responsables del CAST hasta pusieron un vehículo municipal para trasladarlas al hostal.

Tanto la joven transexual como su madre se mostraron agradecidas, si bien Adriana se quedó con la "sensación de que han intentado quitarse el problema de encima". La idea de volver a Madrid, de donde su madre se fue hace seis años huyendo de un marido maltratador, no parece la mejor.

La directora del CAST, Inmaculada Soriano, atribuyó ayer por la mañana a "un malentendido" la situación de ambas mujeres. Explicó que en la Casa de la Caridad hay un caso de una persona transexual "bastante conocida" por los responsables a la que se ha acomodado en varias ocasiones en la planta de mujeres. Son "casos puntuales" en los que el centro se muestra "bastante flexible" pero que hay que estudiar porque puede darse la circunstancia de que sean transexuales que no han completado el proceso de cambio de sexo. Esto puede generar situaciones incómodas con el resto de mujeres, por ejemplo, en la ducha, ya que los baños son comunes. "Exteriormente son mujeres pero por dentro son hombres", comenta la responsable del CAST, quien apunta que organizando turnos en los baños y "tomando precauciones se podría arreglar la situación".

Centros reliogiosos para hombres

Esta "flexibilidad" en todo caso sólo se puede dar en la Casa de la Caridad porque es el único albergue mixto de la ciudad. Los otros dos centros que existen pertenecen a organizaciones religiosas y no hay altenativa posible porque no admiten mujeres, sólo hombres. Adriana Turuelo ni se planteó la opción por temor a verse expuesta al rechazo y la burla que ha sufrido durante años.

El inconveniente en la Casa de la Caridad son las plazas o la falta de ellas. Según Soriano, "hay disponibilidad, pero no holgura". En todo caso la directora del CAST se ofreció a ayudar a Adriana y a su madre. Los técnicos fueron a buscarlas a la Estación de Autobuses donde han dormido varios días y las emplazaron a través de este diario a ponerse en contacto con ellos como así lo hicieron por la tarde. Tras la entrevista, madre e hija pondrán hoy rumbo a Madrid.

"Hoy hemos comido gracias a un

conocido que nos ha dado algo de dinero"

La primera respuesta solidaria que obtuvieron Adriana Turuelo y su madre, Mari Paz Argüero, después de que Levante-EMV se hiciera eco de que estaban en la calle y no podían acudir a los albergues porque las separaban, llegó de la mano de una persona anónima.

Un conocido, vecino de Valencia, que supo de su caso por el periódico y que ayer se fue a buscarlas a la Estación de Autobuses para interesarse por ellas y darles algo de dinero.

La ayuda económica no les alcanzó para pagarse una alojamiento, pero sí para tomar un café caliente y permitirse el "lujo" de comer "un menú de seis euros" después de varios día intentando acceder a los saturados comedores sociales de la ciudad. No es ninguna novedad que la Casa de la Caridad está totalmente desbordada por el aumento de la demanda. La crisis y el desempleo han abocado a muchas familias que hasta ahora tenían una situación económica normal a los comedores sociales.

Ante lo desesperado de su situación, la joven transexual de 24 años, y su madre, de 43, habían pedido -hasta ahora sin resultado-a los servicios sociales de Valencia que les pagasen un billete de tren para probar suerte en otra ciudad.