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El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Valencia, Alfonso Grau, lanzó ayer durísimas acusaciones contra el portavoz de Salvem el Cabanyal Faustino Villora, al que acusó de estar comprando, él y su familia, viviendas en el barrio con la intención de especular. Habló de hasta seis propiedades que fueron adquiridas a unos precios muy bajos y que tanto si son expropiadas como si son revendidas les reportarían importantes beneficios. Villora, por su parte, respondió con un dossier de todas sus propiedades, la mayoría de las cuales son herencia de sus padres y sus abuelos. "Señor Grau, hágaselo mirar. Usted no está bien", le espetó.

En el documento del Ayuntamiento, basado en datos del Registro de la Propiedad, se atribuye al líder vecinal y a su familia seis propiedades compradas entre los años 97 y 2003, cuando ya estaba en marcha el Plan del Cabanyal. Estas casas, de entre 20 y 235 metros cuadrados, fueron adquiridas por precios que oscilan entre los dos millones de pesetas y los 72.000 euros, un precio muy inferior, dijo Grau, al que cobraría si se expropian para derribarlas y por supuesto del que cobraría si no se hiciera el plan y se vendieran a precio de mercado.

"Esta acción repetida de compra sólo tiene dos explicaciones -precisó el concejal- especular, si paraban la prolongación de Blasco Ibáñez, o hacer negocio si no lo lograban". "Y que no me digan que se pagó de otra manera porque eso sería fraude fiscal", añadió Grau, quien irónicamente aseguró que "estos son los honestos ciudadanos que están defendiendo el barrio".

Como réplica, Faustino Villora hizo público un dossier con todas sus propiedades y las de su familia, muchas de ellas adquiridas a principios del siglo pasado por sus padres y sus abuelos y luego cedidas, vendidas o traspasadas a sus hermanos, hijos y nietos. En estas casas, de las que él sólo posee una, viven, por ejemplo, sus padres, de 94 y 99 años; dos tías de 97 y 92 años, su hermana, su prima, él mismo y una hija suya.

La única compra realizada fuera del ámbito familiar es una propiedad de 17 metros cuadrados que daba a la parte trasera de su casa y que un vecino le ofreció porque no podía pagarse una dentadura, asegura Villora, quien aseguró a este periódico, que las informaciones sobre sus propiedades lo único que vienen a acreditar es el arraigo de su familia y de él mismo en el Cabanyal.

Tanto en el dossier del Ayuntamiento como en el de Faustino Villora se detallan las direcciones de las viviendas, pero en esta información se han omitido por una cuestión de privacidad.