El 9 de abril de 1964, el Ayuntamiento de Valencia inexplicablemente rotuló como calle Olba lo que en la antigüedad fue l'Olleria, el principal núcleo alfarero de la ciudad de Valencia, privando al lugar de tan determinativo topónimo. L'Olleria era el nombre que daban los valencianos al lugar donde se elaboraban los objetos propios dels ollers-olleros (alfareros). El paisaje y el paisanaje dieron origen a la formación de ese nombre tan artesanal. El olvido en que ha quedado este histórico lugar hace pensar que a veces los valencianos no nos interesamos por nuestra historia como es el caso donde antes y después de la reconquista se encontraba el santa santorum de lo que fue la alfarería en la ciudad de Valencia.

Documentado ya (cinco donaciones) en el Llibre del Repartiment, de Antoni Ferrando, aunque recurriendo a una equivalencia semántica aparece la siguiente donación: "1070 A Fortuny López de Sádaba, las casas de Abraham Cahely, revocando la donación que se había hecho a Pere Sanç de Oblites y seis aniegos dels suelo para huerta en la parte de arriba de Olarios, que son asignadas a vosotros Ramón P. Sanos y Escaques: y unas casas en ruinas, junto a las ya comentadas para establo. 3 de febrero de 1239".

En el apartado de las posesiones en la huerta de Valencia del Monasterio de la Valldigna, trabajo de Inmaculada Rojo y Juan Segura -titulado Señores. Pobladores y tributos en Almássera del siglo XIII-, se dice: "En 1321, Bernat Fabra y su mujer María venden 160 masmodines y media en la alijo de Rambla al Abad de este Monasterio. A lo largo de 1323, los cistercienses adquieren un nuevo conjunto de tierras emplazadas en el entorno a la capital, propiedad de Moceen Ramón de Costa. Así el procurador del Abad de la Valldigna, su hermano Ramón, adquiría 568 censos en la alijo de la Ollería, situada cerca de Rambla (É)".

Posteriormente, en el siglo XV, en el Archivo del Reino de Valencia (ARV) se encuentra el documento siguiente: "21 de maig de 1448, Los bens realech de Porteceli. Item fa en Johan Roig, labrador, esta en Marchalena prop de la Saidia, sobre dos cafiçadas de terra en terme de la OleriaÉ.42s". ARV Real Cancilleria nº 489, f.62 ss. Otro testimonio que hace referencia a este lugar alfarero es la Historia de Valencia, -de Editorial Prensa Valenciana. Levante-EMV, 1999, dirigido por Antoni Furió, donde dice: "En torno a la calle Lleida, coincidiendo con la presencia de un acueducto, en torno a medio kilómetro al norte de este arrabal se localizaba un barrio alfarero, que inició su actividad en el siglo XI y continuó hasta el momento de la conquista cristina, cesando entonces su producción."

Vicente Boix nos dejó escrito este relevante hecho histórico relacionado con la reconquista de Valencia: "El maestre de los templarios acampó con sus caballeros en la misma huerta, partido de la Ollería (É), 19 [Este sitio fue cedido por el rey al maestre del Temple a sus cincuenta caballeros, como consta en el real registro Super Donatione Valentiae]. Era 1277. Extinguida aquella orden militar, pasó la propiedad de ese terreno a la de Montesa. Se halla situado entre el camino de Burjassot y el de Moncada, quedando desde entonces como recuerdo la cruz de piedra. Durante la guerra civil fue destruida la lápida que figuraba en la cruz del camino de Moncada, donde se encontraba perpetuado tan importante acontecimiento histórico, según la Historia del País Valenciano, de Vicente Boix. Editorial Planeta. 1980.

Origen y etimología del topónimo

En una específica publicación sobre la toponimia valenciana se puede leer: "En la alquería de la Olleria (ARV) Maestre Racional, 10865). Las grafías documentales recogen perfectamente la trayectoria fonética del topónimo. La voz geográfica encuentra apoyo interpretativo en el vocablo común Ollería, alfar, alfarería procedente, igual que oller, del latín. En efecto, el latín vulgar olla (del latín clásico aulüla) originaria también la forma derivada ollarius, de donde nuestro oller, alfarero. Sobre oller formó el valenciano el derivado ollería, base de nuestro topónimo (É)". De María D. Cabanes, Ramón Herrero, y Abelardo Herrero. Documentos y Datos para un estudio Toponímico de la Región Valenciana 1980.

Hasta que apareció en la década de los setenta la desaforada especulación, l'Olleria era un idílico paraje huertano por donde fluía una caudalosa acequia. Mi primera visión del lugar correspondería al año 1933, en la que acompañaba a mi abuela María. El caserío que recuerdo y la caudalosa acequia Petra formaban un frondoso vergel con altos y variadísimos árboles que proporcionaban una agradable umbría.

Sus casas eran de una u otra manera lo que en Valencia se conoce como alquerías, de construcción bajo medieval, todas ellas se encontraban encaradas a la gran ciudad. Uno de los motivos que llamaban más poderosamente la atención era la blancura de las fachadas. Arraigada costumbre en este resplandeciente poblado, como queriendo perpetuar su ascendencia como si de un aldea moruna se tratara. Frente al caserío donde discurría la amplia y profunda acequia se había construido un espacioso banco de ladrillos cara vista, donde al sentarse se disfrutaba de una plácida umbría, favorecida por la frescura de la corriente del agua tan cristalina. Para acceder enfrente a la renombrada alquería de Benito (anteriormente Blay Martí), que se encontraba en la otra parte de la acequia para cruzar se disponía de una palanca (pequeño puente de madera).

La puerta principal se encontraba cara a poniente. Por aquella mi primera visita, la vecindad estaba compuesta por huertanos que sentían gran veneración por Sant Vicent Ferrer. El dominico que, según Martínez Aloy, "tanto gustaba de apostolizar por estas huertas". Por aquellos tiempos y al día de hoy se puede contemplar algún retablo de rajolets maniseres, que reproducen al santo valenciano.