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50 céntimos. Esa era la diferencia que debería haber abonado un usuario del metro de Valencia por un billete de la zona AB. En cambio, el joven optó por pagar un bono de la zona A, válido hasta la estación de Valencia Sud, pero fue sorprendido por el revisor en la parada de Picanya. Ahora, como consecuencia de su acción, el acusado de una falta de estafa deberá pagar una multa de 300 euros, y lo que es peor, desde entonces cuenta con antecedentes penales.

Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) ya advirtió a finales de 2009 que el metro de Valencia se había convertido en un auténtico "coladero" en el que casos como el anterior son habituales a diario. Gente que compra el bono pero que no lo tica a no ser que pase el interventor, algunos que adquieren el billete de la zona interior de Valencia -donde sólo se puede subir pasando por la canceladora- pero que viajan con éste mismo fuera de la zona A, y otros que simplemente no llevan ningún tipo de billete.

La Generalitat inició una campaña antifraude hace unos meses y algunos juzgados de Valencia están secundando este endurecimiento con los infractores calificando los hechos denunciados como una falta de estafa. Así ha ocurrido con J. L. S. C., condenado por el Juzgado de Instrucción número tres de Torrent a una pena de multa de 30 días, a razón de 10 euros diarios. Asimismo, el condenado deberá indemnizar a FGV con 1,80 euros, importe del billete defraudado.

El demandado recurrió dicha sentencia alegando que sí que llevaba billete, pero que "con motivo de su poca utilización y absorto en el viaje, se dio cuenta rebasando la estación de Valencia de Sud y camino de la estación de Picanya, que se había pasado su parada".

Hubo engaño y ánimo de lucro

No obstante, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia ha desestimado ahora dicho recurso de apelación y ha confirmado la sentencia del 31 de marzo de 2009. El juez entiende que sí que hubo un ánimo de lucro, un engaño y perjuicio económico, circunstancias todas ellas que deben darse en una estafa.

"No podemos pensar como hace el recurrente que fue un simple despiste, pues en caso contrario hubiera satisfecho el precio que se le solicitaba por el trayecto que estaba realizando", especifica la sentencia. Sin embrago, pasado el plazo dado por FGV, el demandado no abonó los 10 euros de sanción y fue llevado a juicio. Ahora le tocará pagar mucho más que unos simples 50 céntimos.