Diecinueve años después de su llegada a la alcaldía de Valencia, Rita Barberá parece haber entendido que el gasto de alumbrado era excesivo y ha decidido convertirlo en el principal damnificado de su plan de austeridad, que supondrá "ajustes tremendos" para las arcas municipales. Aunque no concretó números ni fechas, Barberá explicó ayer que este mismo fin de semana se han hecho las primeras pruebas apagando dos de cada tres farolas e incluso aceras enteras. Para los socialistas, la propuesta de la alcaldesa es positiva, pero lamentan que haya llegado después de triplicar el consumo energético de la ciudad y haber desoído a cuantos le han dicho que tanta farola era un despilfarro que llevó incluso a una investigación sobre irregularidades en la adquisición de báculos a mayor precio.

Y es que el alumbrado ha sido uno de los grandes motivos de enfrentamiento entre gobierno y oposición. Los socialistas han denunciado reiteradamente el elevado gasto y la contaminación lumínica derivada de las 92.000 farolas de la ciudad, una por cada 9 habitantes. Incluso en el primer Plan Zapatero, cuando el exceso lumínico ya era una preocupación de políticos y expertos, la colocación o renovación de 4.000 luminarias se llevó, por decisión municipal, 8 millones de euros.

"La ciudad mejor iluminada"

Esa política ha hecho que la factura eléctrica se fuera incrementando año tras año y que en 2.008 se situara por encima de los siete millones de euros. Ha crecido tanto que la deuda municipal con Iberdrola superaba los 15 millones de euros (2.500 millones de las antiguas pesetas) en enero.

A pesar de todo, desde el equipo de Gobierno municipal se ha defendido esta política e incluso se ha alardeado de sus resultados. Tanto Juan Vicente Jurado, el concejal del área, como Rita Barberá, que también han hecho inversiones para reducir gasto y contaminación, han presumido repetidas veces de tener "la ciudad mejor iluminada de Europa".

Pero todo pasa y parece que esa época ha concluido. Aunque el plan de austeridad del ayuntamiento está en fase de elaboración, Rita Barberá anunció ayer que el principal recorte será para el alumbrado de la ciudad. Habrá que apagar luces allá donde sea posible, en la calle y también en las dependencias municipales. De hecho, el ayuntamiento ya trabaja con la idea de cortar toda la iluminación del edificio a partir de las tres de la tarde. "Y quien tenga que trabajar después que encienda su luz" dijo Barberá.

Los socialistas apoyan y critican

Tras conocer estas medidas, el Grupo Municipal Socialista mostró su apoyo sin reservas, convencido de que son buenas para las arcas municipales y para las emisiones de gases de efecto invernadero, pero al mismo tiempo lamentó la demora de las mismas.

La concejala Carmina del Río recordó que su grupo "lleva años proponiendo medidas de ahorro y eficiencia energética sin que Barberá las haya tomado en consideración". Muy al contrario, dice, "ha triplicado el consumo energético del alumbrado público". Sencillamente, "el número de farolas en determinadas calles y avenidas es excesivo", opina.