Alejado del prototipo de barco construido en madera que popularizó la película Tormenta Blanca, el buque escuela NE Brasil descansa desde el pasado lunes 30 de septiembre en la dársena interior de la Marina Juan Carlos I del puerto de Valencia. Su estancia en aguas levantinas finalizará mañana.

A bordo, se encuentran 180 futuros marines brasileños, que protagonizan sus últimos seis meses de instrucción. Durante un intenso programa de ejercicios de tono naval, donde aprenden a navegar siguiendo los dictados de los astros y a improvisar ante posibles accidentes, los alumnos dan sus últimos pasos como tales: en los próximos meses recibirán sus títulos oficiales.

La estancia del buque en Valencia, que finalizará mañana, ha permitido a infinidad de curiosos conocer in situ las instalaciones del barco de guerra. Pequeños grumetes ataviados con las características gorras que portan los mandos y veteranos de mil mares han apostado por acercarse hasta el buque para conocer las impresiones de sus tripulantes. Gente como Vicente Pizarro, vecino de Valencia, que visitó la dársena portuaria acompañado por su familia, "la verdad es que no es el típico barco escuela, yo me hacía una idea parecida al "Juan Sebastián el Cano" y no tiene mucho que ver. Es mucho más militar".

Armamento militar

Una de las principales características que definen a la misión protagonizada por el NE Brasil es su carácter bélico. De hecho, en su intensó periplo marítimo -llega a visitar 22 puertos de todo el mundo- cuenta entre su tripulación con un comando militar brasileño. A su vez, aloja entre sus entrañas diverso armamento, como seis cañones antiaéreos automáticos Bofors, dos de 40 milímetros y cuatro de 47 milímetros.

El hecho de contar con equipamiento militar causa que el itinerario seguido por los visitantes sea bastante restringido. David Rueda también apostó por conocer de primera mano la fisonomía del NE Brasil, "la verdad es que me he quedado un poco frío. Ahora estaba imaginando lo que debe ser vivir aquí durante seis meses y no parece muy agradable". En términos parecidos se movió Carlos Marco, "vengo con los niños y la visita ha sido un poco rácana en cuanto a contenido. Podían habernos enseñado cómo es la vida en alta mar a través de los camarotes o las cocinas".