La nueva parroquia de los Beatos Mártires de Valencia se abrirá al público a finales del presente mes, tras más de cuatro años de trabajo en la antigua nave industrial de la compañía Cross, situada junto al viejo cauce del río Turia. La construcción del edificio eclesiástico ha debido superar diversos obstáculos, como la falta de financiación y la reducción de las dimensiones del proyecto inicial. A su vez, la iglesia ha sido foco de las críticas de las asociaciones de recuperación de la memoria histórica, al ser un edificio que homenajea a los muertos de la Guerra Civil del bando franquista, obviando al resto de víctimas.

Los responsables de la remodelación de la antigua fábrica de productos químicos han finalizado la rehabilitación de la estructura y han habilitado la zona que ocupan los tres primeros arcos del templo. La superficie acondicionada abarca un total de 400 metros cuadrados de extensión y puede acoger a un total de 250 fieles, cifras muy alejadas de los 1.000 feligresas y los 3.300 metros cuadrados iniciales.

El arquitecto Jaime Aloy, uno de los autores del proyecto, adelantó que "en el futuro serán acondicionados otros siete arcos que, de momento, han quedado temporalmente aislados por una tapia". De momento, se ha impermeabilizado la cubierta, situada a doce metros de altura, y el revestimiento del templo, "respetando los mismos colores y estética del anterior espacio civil, que funcionó durante más de cien años" También se ha construido un sótano, un coro y la torre campanario, con más de 28 metros de altura y se ha instalado el pavimento y la megafonía.

Los responsables de la reforma apuntan que "el altar mayor definitivo reproducirá el sepulcro de San Vicente Mártir e incluirá reliquias de los beatos mártires valencianos".

Medallón conmemorativo

A su vez, el templo estará presidido por sendas imagenes de la Vírgen de los Desamparados y San Vicente Mártir, junto con un medallón de homenaje a los "233 mártires valencianos de la persecución religiosa de 1936".

La pieza conmemora la beatificación coordinada el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II a favor de los "perseguidos valencianos". A su vez, los responsables del edificio eclesiástico defiende que "la iglesia estará dedicada también a todos aquellos beatos mártires que murieron por odio a la fe y fueron beatificados con anterioridad, así como los que lo serán en el futuro".