"Aquí no se exige tener un determinado número de trajes para ser Fallera Mayor de Valencia. Si hay que restringir en gasto de suntuosidad en las fallas, pues que se restrinja". Ésta fue la respuesta que ofreció ayer la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, al ser preguntada sobre las integrantes de la Corte de Honor que han solicitado quedarse en segundo plano, y no ocupar el trono festivo, por el gasto económico que conlleva.

La mitad de las finalistas no quieren ser Fallera Mayor de Valencia, como desveló Levante-EMV ayer, a pesar de que el ayuntamiento acarrea con algunos de los gastos "clave" como el espolín "Fallera Mayor de Valencia", las fotografías oficiales o el maquillaje y el peinado, que se salda mediante intercambios de publicidad. Sin embargo, las jóvenes (y sus familias) deben costear la ropa de paisano para los múltiples actos, la indumentaria tradicional que no le regalen, las cenas, fiestas, regalos y homenajes -que no son obligados, pero casi-, además de la comida, ropa o gasolina de sus acompañantes.

Por ello, Barberá cree que si la Fallera Mayor se hace dos trajes de valenciana en lugar de seis "pues no pasa nada" ya que la situación "es la que es " y se deben adecuar los costes "con honor y orgullo" a las "posibilidades reales de la familia porque de lo contrario es un disparate". Sin embargo, lo que hace 40 años era "lo normal" -es decir, que la Fallera Mayor tuviera dos trajes de valenciana- hoy es impensable. Y más si se tiene en cuenta que los actos se han multiplicado en las últimas cuatro décadas.

Asistencia obligada

Una fallera mayor de cualquier comisión, por lo general, tiene para alternar uno o dos trajes -y algún cuerpo de manga larga que combine con alguno o varios de sus vestidos- para cumplir con las obligaciones que marque su comisión, sector o junta local. Pero la Fallera Mayor de Valencia tiene un amplio calendario al que acudir con ofertas muy diversas de asistencia como exaltaciones, ofrendas, entregas de premios, misas, procesiones, actos litúrgicos, pasacalles, exposiciones, conciertos, cenas, almuerzos, comidas, desfiles, visitas a casalesÉ Cada una puede tener los trajes que quiera o pueda -regalos aparte-, sabedora de que, durante un año, será el espejo del resto de falleras de Valencia.

La alcaldesa se mostró orgullosa de liderar el gobierno "que más ha contribuido con las fallas", aunque aseguró que "ya no podemos ayudar más a las falleras porque tenemos graves restricciones". "Hemos subvencionado parte del alumbrado, hemos ayudado en la adquisición de los casales e incluso asumimos el 25% de los presupuestos de las comisiones... ", aseguró la alcaldesa Barberá, quien recordó, además, que el gobierno que preside decidió, en el año 2000, conceder ayudas para los trajes y aderezos de las falleras. La alcaldesa se refería de este modo a la decisión del ayuntamiento de costear el denominado espolín "Fallera Mayor", hasta entonces, el gasto más importante que tenía la máxima representante de las fiestas.

Para Barberá, las fallas deben gestionarse como una casa. "Si ahora hay que hacer restricciones, pues se hacen", afirmó Barberá tras recalcar que ser Fallera Mayor de Valencia es "el sueño" y "lo más" para una joven valenciana.

Sin embargo, la alcaldesa popular afirmó que no existe posibilidad alguna de que el ayuntamiento amplíe las ayudas para que las jóvenes que llegan al final del proceso de selección de la Corte de Honor 2011 se queden a las puertas del trono por las dificultades económicas que conlleva ostentar el cargo.

"Llega un momento en que ya no se puede ayudar más porque nosotros también tenemos graves restricciones gracias a la la maravillosa y espantosa política del Gobierno actual que nos está recortando los ingresos cada año", apuntó. Y concluyó: "La que está cayendo nos cae a todos, y esto es verdad".