El proceso de liquidación de la Empresa Municipal de Aguas Residuales de Pinedo (Emarsa), que gestiona la depuradora de Pinedo, ha revelado la existencia de facturas pagadas por la empresa pública por servicios aparentemente no prestados, según varios informes rubricados por los técnicos de la instalación.

Entre estos servicios facturados por cifras millonarias figuran, por ejemplo, la pintura de una fachada que en realidad es de ladrillo macizo cara vista, o los trabajos realizados en el digestor 7, algo materialmente imposible en una instalación que sólo posee tres digestores.

Los miembros del Consejo de Administración de Emarsa del PSPV han denunciado esta semana las presuntas irregularidades ante la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Valencia con objeto, dicen, de evitar que queden impunes tras la anunciada disolución de la empresa y su traspaso a la Generalitat Valenciana.

Entre los datos facilitados a la Fiscalía figura la concentración en cuatro empresas aparentemente propiedad de una misma familia compuesta por tres hermanos de numerosos contratos en las áreas de informática, obras y mantenimiento que no aparecen debidamente justificados, según los socialistas.

Sin embargo, el acceso al Libro Mayor y otros documentos contables que los socialistas dicen haber reclamado desde hace años "sin resultado" hasta ahora, pese a formar parte del Consejo de Administración, ha permitido profundizar en las irregularidades que también investiga la propia Emarsa.

Según un acta interna a la que ha tenido acceso Levante-EMV, el jefe de Mantenimiento de Emarsa declara que "no conoce" a una de las empresas investigadas que reclama ahora el pago de 281.464 euros, aunque facturó 357.026,87 euros en 2009 y 449.802,11 euros hasta julio de 2010.

En relación a esta firma, el jefe de Mantenimiento asegura en un acta que "nunca" ha visto ninguna de las facturas que le exhiben y manifiesta "de forma fehaciente" que los trabajos "son de imposible realización, puesto que se refieren inmuebles que no existen" o "no se pueden comprobar, puesto que nunca han sido realizados, ya que él no ha visto nunca a nadie de la empresa V....".

Sobre otra de las empresas del núcleo familiar que reclama una factura próxima a los 415.000 euros y cobró casi 300.000 en 2009, el personal de Emarsa admite que provee ocasionalmente de un oficial y un peón, pero nunca de los materiales que al parecer figuran en las facturas.

La firma reclama dinero por trabajos realizados en el digestor 7, que no existe, y por la pintura en la fachada del edificio Sinóptico, una tarea "de ejecución imposible", según las actas, por estar construido con ladrillos de cara vista.