Los paros parciales convocados por los sindicatos de Ferrocarrils de la Generalitat y la empresa municipal de autobuses de Valencia (EMT) coincidieron ayer por la mañana durante una hora -entre las 7 y las 8-, tiempo suficiente para bloquear el transporte público de la ciudad y poner a prueba la paciencia de los usuarios.

En la EMT, el seguimiento fue de un 90% entre los conductores, un 80% en talleres y apenas tuvo incidencia en administración, según informó la dirección de la empresa. FGV cifró el seguimiento del paro en el 20% y los sindicatos convocantes (UGT, CCOO y SIF) en el 80%.

Cifras dispares que en todo caso provocaron aglomeraciones en las estaciones de metro y tranvías. Algunos viajeros, sorprendidos por la huelga de FGV en hora punta, buscaron alternativa en los autobuses urbanos, lo que, a su vez, alargó las esperas en las paradas de la EMT. Los paros parciales que llevan a cabo desde hace dos semanas los conductores de la EMT han reducido en un 40% el número de autobuses en circulación. La EMT reconoció ayer "retrasos puntuales" en algunas líneas que atribuyó a las acciones de piquetes informativos en las cocheras.

Esta situación llevó ayer al presidente de Avacu, Fernando Móner, a reclamar una ley de huelga "que regule de manera clara este derecho para que las protestas sean realmente motivadas". "Hay huelgas que invocan a la defensa del usuario que lo que hacen en realidad es recortar servicios y perjudicar sus derechos".

En esta línea, el Consejo de Consumidores de España ha reclamado al Gobierno una ley de huelga que regule las motivaciones y analice el perjuicio al usuario. La propuesta se planteó tras la huelga general del pasado 29 de septiembre.

Para Móner, "en muchas huelgas subyacen reclamaciones salariales y de incentivos que deberían solucionarse sin perjudicar al usuario". "Nos parece mentira -dijo Móner- que los trabajadores y las empresas no puedan llegar a acuerdos". Por eso, Avacu se ofreció ayer a mediar en las disputas laborales de la EMT y FGV.

A juicio de Móner, "no es el mejor momento para convocar una huelga; hay muchas personas que no pueden permitirse llegar tarde al trabajo porque puede ser motivo de despido dada la situación de inestabilidad laboral que hay".

Mientras en el centro de la capital el problema fueron las aglomeraciones en las paradas, para los viajeros del área metropolitana la huelga se tradujo en esperas de hasta 40 minutos, lo que alteró por completo la rutina diaria de muchos usuarios. La huelga tuvo incidencia en el tráfico -al obligar a un mayor uso del coche privado- y agravó los atascos en hora punta en los principales accesos a la ciudad.