La Fiscalía de Valencia ha archivado la investigación sobre el barrio chino de Valencia al no encontrar indicios sobre un posible delito de proxenetismo. Así lo aseguraron ayer fuentes del propio ministerio público, que no descartan, sin embargo, que sí se estén cometiendo algunas irregularidades administrativas en cuanto a licencias, uso y gestión de pisos y locales situados en este céntrico y siempre polémico barrio de Valencia.

La investigación de la Fiscalía comenzó hace meses después de que la Plataforma Cívica Valenciana contra la Explotación Sexual y el Tráfico y Trata de Mujeres y Menores se lanzara a denunciar, no el ejercicio de la prostitución, sino la explotación de las mujeres, es decir, el proxenetismo.

En el foco de los vecinos estaban los locales de la calle Viana y adyacentes, donde se alquilaban habitaciones para ejercer la prostitución; así como los pisos que hay alrededor de los locales, que han venido ejerciendo la misma función una vez que algunos de estos establecimientos han tenido que cerrar sus puertas por la presión de la Policía Local.

Precisamente, después de la iniciativa de la plataforma vecinal el Ayuntamiento de Valencia aportó también informes sobre la prostitución en el barrio, de manera que la Fiscalía, receptora de toda esta documentación, terminó abriendo la investigación.

El objetivo de ese trabajo era detectar posibles abusos sobre las mujeres, investigando los locales, a sus propietarios e incluso los ingresos de los mismos y su procedencia. Pero después de meses de investigación el caso ha sido archivado por no encontrar pruebas sobre posibles delitos de proxenetismo, confirmaron fuentes de la Fiscalía.

Eso no significa -advierten las fuentes- que en el transcurso de la investigación se hayan detectado algunas irregularidades administrativas que habrá de dilucidarse, en cualquier caso, en un foro distinto a los tribunales.

Segundo archivo

El archivo de este procedimiento es un jarro de agua fría para la plataforma vecinal, que ve por segunda vez cómo los tribunales le dan la espalda en su lucha contra la trata de blancas y la prostitución callejera.

Ya anteriormente y también con la abogada feminista Lidia Falcón como letrada, se denunció la prostitución del barrio chino aportando informes de detectives privados que habían obtenido información de las propias mujeres. Pero cuando se registraron los locales no se encontró nada -posiblemente habían sido avisados, dicen los vecinos- y cuando llegó el momento de declarar, las prostitutas no lo hicieron por miedo a represalias, añaden.

La consecuencia fue el archivo inmediato de la causa y la pérdida de los 4.000 euros que habían tenido que poner de fianza para abrir la causa.

En esta ocasión, la denuncia ha ido dirigida expresamente a los clubes donde se ejerce la prostitución y contra sus propietarios, uno a uno, pero las investigaciones tampoco han prosperado y el caso vuelve a archivarse.

La prostitución se extiende por la zona

La prostitución en el barrio chino no se acaba, sino que crece y se extiende por las calles adyacentes. La clásica concentración de locales en la calle Viana ya no es tal debido a la presión de la Policía Local, que ha "peinado" los bares en busca de irregularidades administrativas merecedoras del cierre. Según los vecinos, en la actualidad esta calle apenas tiene abiertos dos locales y el resto son pisos que antes daban servicio a los establecimientos y que ahora funcionan de manera autónoma pero con similar sistema de explotación. La prostitución, no obstante, lejos de caer, avanza, mucho más si cabe con la crisis y la masiva presencia de mujeres africanas. En estos momentos, y siempre según la plataforma vecinal de Velluters, la prostitución supera al barrio chino y se consolida por calles cercanas, incluso al otro lado de la avenida Barón de Cárcer, que siempre ejerció como frontera.