Habla sin parar, enlazando historias, anécdotas y recuerdos. Se muestra cariñosa y extrovertida "como buena valenciana", según apunta ella misma. Pero esta actriz afirma que, si Dios le diera a elegir otra vez en qué emplear toda una vida lo tendría claro: a ser ama de casa y cuidar al 'amor de su vida'. Ya intentó cumplir ese sueño a los 21 años, cuando se casó con Mario Antonio. Él, sin embargo, no permitió que su mujer se quedara en casa, tras descubrir que esos profundos ojos negros tenían mucho que ofrecerle al teatro.

¿Valencia le ha dedicado una calle... ¿qué sintió cuando se lo comunicaron?

Una alegría tremenda, de verdad. Además fue en un momento muy especial, el día de la Mare de Déu dels Desemparats. Yo siempre acudo al balcón de la casa vestuario para ver la imagen pasar y mi amiga Mairen Beneyto (directora del Palau de la Música) me lo dijo ¡justo cuando pasaba la virgen! Me pareció un regalo de ella...

¿Es usted muy devota de la Geperudeta?

¡Muchísimo!. Es más, yo me llamo María de los Desamparados Fernanda porque, en aquella época, el nombre de María debía ir acompañado de la advocación a una virgen. Y como soy valenciana... Lo llevo con mucho orgullo

Mañana viene a Valencia a inaugurar la calle que lleva su nombre, ¿viene muy a menudo?

Cada dos por tres. En mi infancia y juventud venía de veraneo y en mi madurez viajaba menos porque echaba en falta una casa propia. En 1999 me compré un apartamento y vengo muy a menudo. Me encanta esta ciudad. Valencia está espléndida. Tiene lo mejor de una ciudad moderna sin perder la esencia de 'pueblo'. Aquello de encontrarte con gente conocida por la calle... Eso lo han perdido las grandes ciudades.

Entonces será una usuaria perfecta para el AVE...

¡Estoy como loca con que llegue el AVE! Será genial porque podré desayunar en mi casa de Madrid y comer en mi casa de Valencia (risas). Además, yo odio los aviones. Estoy deseando el AVE Madrid-Valencia.

¿Y nunca ha pensado en venirse aquí a vivir?

Uy si si... A mi vejez, que ya está cercana, me vengo a Valencia. No sabéis lo que tenéis aquí, de verdad. Eso que llaman calidad de vida.. ¡Eso se tiene en Valencia!

Valencia la quiere y, además de una calle, el próximo 13 de diciembre la van a proclamar "regina dels Jocs Florals"...

Eso también me hizo mucha ilusión. Me lo propusieron en Lo Rat Penat y pensé... ¡menudo fin de año más redondo! Recuerdo perfectamente el reinado de Maria Ángeles González (mujer de Alfonso Grau)... Me acuerdo de ella y me emociono. Fue una mujer irrepetible, un ser maravilloso.

Usted es una mujer de teatro, ¿por qué le resulta tan especial?

Y mira que lo mío con el teatro no es vocacional. Yo lo que quería era ser ama de casa y cuidar de mi marido, y tener hijos y nietos.... Si Dios me diera a elegir, viviría de esa manera, entregada al amor de mi vida... Pero mira, mi marido pensó que tenía talento para el teatro y llevo toda una vida en esto. Además, he tenido la suerte de elegir siempre las obras. Solo trabajo en obras que me emocionen y que me resulten maravillosas. Si una obra no me convence, prefiero no hacerla. Ahora estoy precisamente en ese momento, esperando la llegada de un papel que me conmueva. Ahora bien, yo siempre digo que el teatro representa un 40% de mi vida.

Hay actores que dicen que si uno no aparece en la televisión es como si no existiera. ¿Le asusta la popularidad excesiva o es que necesita usted un contacto directo con los espectadores?

Lo que me asusta en la esclavitud de la televisión. Si trabajas en una serie quieres que tenga éxito y que dure mucho... Y la televisión es agotadora. Levantarte a las 5 de la madrugada, maquillaje, ensayos, grabación... Es un sistema que no me hace feliz porque me angustia esa forma de trabajar

Y estar en teatro permite una mayor privacidad, ¿o no? ¿La conocen por la calle?

Lo cierto es que a mí me conocen en 'petit comité'. Puedo andar por la calle como cualquier persona desconocida, y eso no tiene precio. Si trabajas en la televisión entras en las casas de la gente, y de una manera u otra, es como si les pertenecieras... El teatro es muy distinto.

¿Y el cine?

Sólo he hecho siete películas porque lo cierto es que el cine no me ha interesado nunca.

Tras toda una vida encima de un escenario... ¿Recuerda alguna obra con especial cariño?

Si hay una obra clave en mi vida, esa es "Misericordia". Con 33 años, interpreté a una mujer de 80 del siglo XIX. Recibí premios en el mundo entero... fue algo muy especial.