Dependiendo de los metros cuadrados que tenga el local se paga más o menos, pero todos los bares o negocios que cuenten con un televisor en sus instalaciones deben abonar una tarifa a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Así lo asegura la entidad en cuestión, tras argumentar que si un establecimiento "pone música o enciende la televisión para darle un valor añadido a su negocio debe pagar la correspondiente tarifa para poder utilizar el repertorio de la SGAE". Es más, desde la sociedad de autores compararon la cuota mensual "a las altas de luz o agua que se solicitan cuando se abre un negocio".

Sin embargo, los propietario del bar Juan Taberna, Hortensia y Ben Ali Hadjadj, desconocían el pago mensual que debían abonar a la SGAE. Y eso que tienen este bar abierto en Russafa desde hace cinco años. Por ello, cuando recibieron la notificación del juzgado de primera instancia número 22 de Valencia -para citarles a un acto de conciliación el 28 de febrero- no daban crédito.

En la denuncia, la SGAE especifica que el local "tienen instalado, y de cara al público, un receptor de televisión por medio del cual comunica públicamente las obras y programas que emiten las distintas cadenas de televisión que operan en nuestro país", y que dicha comunicación pública "la viene realizando sin haber obtenido la autorización pertinente". Por ello, la SGAE insta a los propietarios del bar a solicitar el permiso en cuestión, y a "hacer efectivo el importe de los derechos devengados, en concepto de indemnización, por la comunicación pública no autorizada que ha venido efectuando hasta la fecha".

Es más, la SGAE asegura que, en caso contrario, se reserva el derecho de acudir ante el juez "para salvaguardar los intereses que han sido confiados para su gestión", advirtiendo de que si se hace caso omiso a la prohibición "se puede incurrir en un delito de defraudación de la propiedad intelectual".

"Es un abuso en toda regla"

Para los afectados, cobrar una tarifa a un bar donde la televisión está instalada "como mero acompañamiento" constituye "un abuso porque en este bar no retransmitimos partidos de fútbol de pago, ni tenemos un karaoke. La televisión ni tan siquiera es de grandes dimensiones y está ubicada detrás de la barra. ¿Qué será lo próximo? ¿Cobrarnos si vemos una película en casa?". Además, tanto Hortensia como Ben Ali desconocían que debían abonar una cuota a la SGAE. "La primera noticia que hemos tenido al respecto ha sido el requerimiento del juzgado", afirman.

Sin embargo, fuentes de la SGAE dudan de que la primera noticia de los afectados fuera la notificación de los tribunales. "La SGAE cuenta con una serie de agentes comerciales que, distribuidos por zonas, se encargan de comunicar a los propietarios del pago de las tarifas. El acto de conciliación es un paso que es posterior. Si los afectados han recibido ahora la notificación es porque antes ya estaban advertidos", afirmaron las mismas fuentes.

En el acto de conciliación, los dueños de este bar de Russafa tendrán dos opciones: o apagar el aparato o abonar, al menos, los 919 euros (intereses aparte) que ha supuesto no abonar la tarifa de 15,33 euros al mes durante 5 años ya que el local tiene menos de 50 metros cuadrados.

El pub de Burjassot que ganó la batalla a la SGAE

Hay excepciones que confirman la regla y el caso de un "pub" de Burjassot que ganó en los tribunales a la SGAE es prueba de ello. En mayo de 2010, el titular del juzgado de lo mercantil número 3 de Valencia le dio la razón a un pub de Burjassot al considerar que la música que ponía no era de su repertorio, sino obras "copyleft", es decir, composiciones desconocidas que se descargan por internet. La SGAE le reclamaba al dueño del pub 2.197,57 euros por usar en el establecimiento-mediante un aparato musical conectado a altavoces- obras musicales y audiovisuales gestionadas por la entidad. Sin embargo, el juez consideró que se trataba de "música libre", obtenida de un canal de distribución de la red.