El Ayuntamiento de Valencia ha invertido más de tres millones de euros en la instalación de lámparas ultravioletas para ampliar el tratamiento del agua de la presa de Manises y mejorar su sabor. Se trata de un procedimiento novedoso que tiene pocos precedentes en España, Europa, Estados Unidos y Canadá. Además, la de Valencia es la planta con más capacidad de nuestro país, según explicó ayer la concejala del Ciclo Integral del Agua, María Àngels Ramón-Llin.

En la actualidad, las presas de Picassent y Manises, que abastecen al millón setecientas mil personas de Valencia y su área metropolitana, ya disponen de sistemas de tratamiento, fundamentalmente el cloro, que colocan el agua de consumo humano dentro de los parámetros establecidos.

Aún así, el hecho de que el agua discurra por canales abiertos hace que se produzca una mayor concentración de materia orgánica y de ahí que se hayan investigado y probado distintos métodos con el Departamento de Química Aplicada de la Universitat de Valencia entre los que se ha elegido finalmente el de rayos ultravioletas.

Según Ramón-Llin, estas lámparas están dentro de los depósitos y con ellas se consigue la eliminación de parásitos y patógenos (afecta a la cadena de ADN de los microorganismos e impide su reproducción), lo que mejora la calidad del agua, y hace menos necesaria la utilización de cloro, lo que mejora, a su vez, su olor y sabor. "Se consigue una desinfección próxima al 100%", dijo la concejala.

Con estas instalaciones, Valencia se coloca a la cabeza de España (hay otra en Barcelona) y se convierte en un referente mundial, pues ninguna alcanza los 3 metros cúbicos por segundo de depuración. Sólo Vancouver (Canadá) supera, y con mucho, esa capacidad al llegar a los 20 metros por segundo.