Ganar un primer premio no es fácil. Pero mucho más es pasar prácticamente toda una vida plantando fallas dignas de ser llamadas como tal. Eso está sólo al alcance de las más grandes y poderosas. Pero, entre tanto, una comisión de barrio es capaz de seguirles la estela. Es la de Federico Mistral-Murta. En pleno barrio de Benimaclet, todavía con numerosas casas de dos pisos, donde todavía se mantiene plenamente el espíritu de pueblo.

Desde el año 1976 plantan una falla con la suficiente calidad como para no pasar desapercibida a los jurados. Son la cuarta comisión de todo el censo con esa racha. Sólo le superan tres poderosas: Na Jordana (62 años seguidos), Pilar (57 años) y S. Vicente-Periodista Azzati (41 años). Y están empatados con Almirante Cadarso-Conde Altea.

Resulta doblemente sorprendente porque la lógica dice que las fallas periféricas priorizan el componente festivo. Pero no aquí. Y la clave es su particular "secretario técnico", Luis Espinosa. Su condición de responsable de uno de los grandes proveedores de madera a los talleres le permite tener relación con todos los artistas falleros. "La comisión confía en mi y ya está. Yo lo elijo, debatimos las condiciones y se aprueba. Cuanto más pronto se elige el presidente, mejor para poder elegir. Y aunque hay mucha gente joven, se tiene muy claro que la prioridad absoluta es el monumento fallero, militando en categorías altas, aunque nunca hemos estado en Sección Especial".

Por el cruce de las calles han pasado gran parte de los artistas de élite: Latorre y Sanz este año; antes, Miguel Delegido, Francisco Giner, Toni Fornes, Vicente Llácer, Abel Monteagudo, Vicente Almela, Paco López Albert, Manuel Algarra, Emilio Miralles, Martínez Canuto... y Luis Espinosa se siente feliz, sobre todo, de que "en algunos casos hemos sido la plataforma para lanzarlos. Por ejemplo, Emilio Miralles empezó a hacer fallas grandes con nosotros. Y puedo decir que Manuel Algarra empezó a hacerse grande aquí. Y mírale ahora, segundo premio de sección especial. Es verdad que hay otros que no estuvieran tan a la altura, pero no nos podemos quejar: gracias a todos ellos, siempre estamos ahí".