Algunos problemas informáticos, las consecuencias propias de un traslado y la curiosidad de la vecindad fueron los causantes de las largas colas que se formaron ayer en la recepción del nuevo centro de salud de Juan XXIII, el primer día de su puesta en funcionamiento.

Sin embargo, los contratiempos se fueron solucionando sobre la marcha, y personal médico y pacientes actuaron con tolerancia al entender "que es como cuando te cambias de casa, que está todo nuevo y bonito pero no encuentras nada".

El sistema informático registró algunos problemas en las claves de acceso para dar cita a algunos pacientes, aunque el centro de salud contaba con ello. Por ello, un técnico de la conselleria estará aún allí durante varios días para asegurarse de que todo funciona correctamente. Además, el jefe de servicio aseguró que el sistema de resultados de análisis -que se realiza on-line- tampoco estaba aún en marcha, "aunque se solucionará en breve".

Los pacientes, sin embargo, estaban encantados. Y el personal médico, más aún. Y es que la petición de un centro de salud nuevo en la zona era ya una reivindicación histórica tras años hacinados en unas instalaciones -las de Doctor Marco Merenciano- que estaban más que obsoletas.