¿Cómo ha vivido esta campaña? ¿La ha seguido de cerca?

Si. Claro. Lo natural. Es lo que correspondía y he estado muy involucrado.

Y me imagino que contento por el resultado.

Considero que es un magnífico resultado. Entiendo las valoraciones que han hecho algunos comentaristas de que si hemos perdido no se qué, pero a mi me encantaría en todas las actividades de mi vida perder así. Porque tener un 60% de los escaños es una manera de perder muy elegante.

Lo que más ha cambiado ha sido la oposición.

Mi análisis es que el partido socialista ha sufrido un castigo tremendo porque el votante de izquierdas ha dejado de pensar en el voto útil y, puesto que mi voto no es útil, voto a quien me da la gana. Creo que esa es la razón de los tres concejales de Compromís y en menor medida de EU, porque Esquerra Unida, salvo en este mandato, siempre ha tenido presencia en el Ayuntamiento.

Esta legislatura va a tener tres portavoces enfrente.

Ya los hemos tenido antes. Lo atípico era que sólo fuéramos dos. No había sucedido nunca.

¿Esto obliga a hacer política de otra forma, a pararse más a pensar las cosas?

Yo creo que lo único que cambia es la mecánica. En vez de haber dos turnos hay cuatro en los plenos y en las comisiones. No hay que desorbitar las cuestiones. Los asuntos de la ciudad son los mismos y requieren la atención que requieren. Que se pueden ver de distintas ópticas, sin duda ninguna, y si alguien interpreta que el modo de hacer oposición es convertir esto en un espectáculo es su responsabilidad, no la mía.

¿Esta diversidad puede tensar asuntos como el Cabanyal?

Se pueden complicar todo lo que uno quiera, pero al final la realidad es la que es, que el PP ha recibido el apoyo abrumador de los valencianos y eso en democracia es lo que vale.Las quejas, las críticas las acepto todas, pero hay unos cauces que son los que son.

Ya se han oido voces cuestionando los coches oficiales o los escoltas... ¿Qué le parece?

A mi me resulta curioso y hasta sorprendente que parece que el único problema de Valencia es si tenemos coche oficial o no. Esta ciudad tiene otros problemas.

Pero ese ya está sobre la mesa.

Que el señor Ribó dijera que viene el bicicleta, oiga y yo a pie. A mi me sobra hasta la bicicleta. Pero ni el señor Ribó ni nadie me va a decir a mi si me tengo que calzar con deportivas o zapatos. Que él quiere ir en bici, encantado, está en su derecho, y con el mismo derecho yo me desplazaré por la ciudad como crea oportuno.

¿Dígame, en cualquier caso, qué opina de este asunto?

Los que ya estamos en este momento, los 12 concejales socialistas y los 21 del PP, jamás hemos tenido coche oficial asignado, nunca jamás. Cuando yo tomé posesión el 7 de julio de 1995 y durante bastante tiempo yo venía de mi casa a pie y estaba encantado. Y cuando tenía que ir a un acto oficial pedía un coche y me llevaban. Ese es mi ideal, lo era y lo sigue siendo. Pero desgraciadamente un buen día unos salvajes decidieron que el concejal estaba entre las especies a las que había que abrir la veda, y eso nos obligó a ponernos un escolta, que a mi no me gusta, que me quita intimidad, que me molesta -otra cosa es que me lleve bien con ellos porque son unos magníficos profesionales- pero que era necesario.

¿Significa eso que tener escolta obliga a tener coche?

Mire, al escolta hay que darle un vehículo de transporte, porque si yo me subo en mi coche ¿cómo me sigue?, o ¿cómo viene a la puerta de mi casa a recogerme? Es un problema logístico, no de que yo tenga coche. Ese coche nunca ha sido mío, ha sido de nuestro escolta. Y el que quiere prescindir del escolta que prescinda. En el mandato anterior alguno del grupo socialista renunció al escota y cuando pasó lo que pasó lo volvieron a pedir. Y si quiere renunciar al escolta, que lo pongan por escrito. Y fuera el escolta y fuera el coche.

Esto se plantea más por el problema del gasto.

Vamos a ver. ¿Es que nadie se ha parado a considerar que mucho antes del PP, las delegaciones tenían coches y el parque común tenía 12 vehículos con 12 conductores? En estos momentos quedan cuatro y en los servicios no hay. ¿Por qué? Para no duplicar coches innecesariamente, porque si yo me subo al coche del escolta -la otra opción es ir en mi coche y detrás es escolta y eso es un despropósito para el tráfico, la contaminación y el gasto-vamos uno conduciendo y el otro al lado en un sólo coche. A mi me importa tres pitos que me den un Mondeo o un Panda. Me da igual, porque no es mi coche. Es el coche del policía que tengo asignado como escolta. Es así de fácil, todo lo demás es demagogia estúpida y ganas de enredar.

También está encima de la mesa el tema de los asesores.

Ese es un tema que hay que hablar. Ahora hay una ratio de 1,5 por concejal. El acuerdo consensuado hace cuatro años fue un asesor por portavoz más 50 repartidos en los grupos. Ahora nos reuniremos y veremos cómo lo hacemos. Si ahora se decide que sea 1,3 o 2,5 me da igual.

¿Personalmente cómo afronta la nueva legislatura? ¿Seguirá de portavoz?

Eso lo decidirá quien tiene que decidirlo, que es la alcaldesa. Lo normal es que sea el segundo de la lista y lo normal es que sea yo, pero depende de ella. Ahora, si me toca lo asumo, no voy a perder el sueño.

¿Y a la alcaldesa cómo la ve?

Yo la veo muy bien. La veo fuerte, la veo animada y la veo con una tremenda ilusión.

Después de 20 años.

Precisamente, mantener una ilusión después de 20 años no es fácil. Eso habla muy bien de ella.

Dice la alcaldesa que va a mover las delegaciones. ¿Cómo está el grupo?

Lo primero que quiero destacar es la cohesión y el buen entendimiento interno. Eso es muy importante. Y gran parte del mérito es de nuestra líder.

¿Que le gustaría que se hiciera en esta legislatura, el parque central, la dársena...?

Mi capricho es inmaterial. El Parque Central está ahí y ahora es un problema económico que tardará más o menos, pero es un tema zanjado. La dársena, que es para preocupar porque tiene un potencial tremendo y lo estamos dejando pasar, caerá también. Ya está. ¿Qué es lo que no está?, la consolidación de esta ciudad como ciudad importante en el conjunto de la UE. Esa es la clave. Hay que estar en el grupo de cabeza, en el grupo, quiero decir, de las ciudades de nuestro nivel, como Marsella, Milán, Munich etc. Valencia debe actuar como motor de la comunidad.

¿Y cuáles son los pilares que hay que poner para alcanzar ese nivel?

Una parte ya está. Hemos construido un pilar importantísimo a lo largo de estos años, que hay quien lo ha criticado absurdamente, que es proyectar la ciudad al exterior y convertirla en una potencia turística. Y eso está ahí. En el año 95 venían 800.000 visitantes a Valencia y hoy vienen 4 millones. Eso supone puestos de trabajo, movimiento económico, riqueza, comercio y todo. La otra cuestión es conseguir que al menos una parte importante de la inversión brutal que la sociedad hace en formar a nuestra gente se quede aquí, que esa gente se pueda quedar aquí. No hay que criticar a Botín para repartirse su botín, en eso no estoy de acuerdo con el 15-M, lo que hay que intentar es ser Botín, porque aquel señor no es lo que es por la gracia de Dios. Este país no se puede permitir ese lujo. Si logramos proyección turística y que los talentos se queden aquí esta ciudad despega.

Será, pues, una legislatura como todas.

Por nosotros si. Lo normal es que EU y Compromís no se entiendan. Históricamente es así. Y el partido Socialista seguirá siendo la única alternativa de Gobierno. Un día el PP perderá las elecciones y cuando ese día llegue yo querré que gane el PSOE, porque es una alternativa real y lo otro no sé lo que es.