El primer gran concurso de concesión del Gestor de Transportes y Puertos (GTP) ha quedado desierto porque ninguna empresa ha optado a la licitación de las obras, según una resolución del director general del GTP, Antonio Carbonell, firmada el pasado 18 de julio. Se trata de la concesión de obra pública para la construcción, conservación y mantenimiento de las obras del tramo común de las líneas 1 y 2 del sistema tranviario de Alicante, incluida la estación Intermodal, que obligaba a los concesionarios a desembolsar una inversión inicial de 150 millones.

El desinterés de las empresas por optar a esta licitación suponen un mal presagio para las obras pendientes de la Línea T-2 de Metrovalencia que la Conselleria de Infraestructuras también quería confiar a la fórmula de la concesión y que, ahora, parece que se quedan en el aire. Las constructoras no deben fiarse de la conselleria quien ya ha cosechado sonados fracasos en las concesiones de carreteras (en la CV-35 se han retrasado en el pago del cánon) y de la Línea 2 de Metrovalencia. El pasado mes de mayo, con Mario Flores aún al frente de la Conselleria de Infraestructuras, se anunció que las actuaciones pendientes de la T-2 se trocearían en tres licitaciones para poder finalizar las obras de dos estaciones y la infraestructura técnica del nuevo tramo, explotar la línea y comprar los trenes para alquilarlos a la empresa privada que gestione la futura T-2. Se trata sólo del tramo de la T-2 entre la calle Alicante y Natzaret que ya está todo acabado y sólo falta la construcción de la estación de Hermanos Maristas (ubicada en la misma avenida y donde el tranvía saldrá a la superficie en dirección a Natzaret). En junio, desde la Conselleria de Infraestructuras se aseguraba que "se está trabajando en los pliegos de condiciones y en los estudios de viabilidad económico financiera".

La continuación de la T-2 por Ciutat Vella será más complicada, ya que se ha de construir un túnel para atravesar el centro histórico del que aún no hay ni proyecto y se desconoce hasta el presupuesto.

Desde la Conselleria de Infraestructuras achacan la declaración del concurso de Alicante desierto a "las dificultades por la actual situación del mercado financiero" y a la "incertidumbre en la construcción de la estación central (anexa a la estación intermodal que incluía el contrato) que corresponde al Ministerio de Fomento y del que no tenemos ningún proyecto".

"El Consell vive en su burbuja"

Desde el PSPV, el portavoz de Infraestructuras en las Corts, Francesc Signes, asegura que "esta situación, provocada por la desconfianza de las empresas de obra pública ante la situación económica de la Generalitat y sus empresas públicas como el GTP, hace saltar por los aires el PIE 2010-2020 que preveía una inversión por colaboración público-priv

ada de 4.595 millones, estrictamente privada de 11.200 millones y directa de la Generalitat de 11.345 que, evidentemente no se van a cumplir".

Signes cree que "la credibilidad de la Generalitat es totalmente nula pero el Consell sigue viviendo en una burbuja de fantasía de la que debe salir y ajustar sus planes en infraestructuras a su situación de quiebra". Por ello, el diputado socialista cree que el PIE 2010-2020 "debe ser revisado porque el Consell no debe seguir acumulando más fracasos como éste, las paralizadas CV-50 y CV-95 o los 19 proyectos de infraestructuras anulados en pleno proceso de licitación. Si no lo hacen y ponen la cabeza bajo el ala demostrará su irresponsabilidad y parálisis".