La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo (PP), realizó ayer el sueño que tuvieron los socialistas de Valencia, allá por 1997: Dedicarle una calle al escritor Joan Fuster. Con esta actuación, Castedo quiso demostrar que cuando "todos queremos hacer algo unidos, lo podemos conseguir". Sin embargo, lo que hoy es una realidad en Alicante parece una quimera en Valencia.

En 1997, los concejales socialistas del Ayuntamiento de Valencia propusieron mediante una moción dedicarle una calle al escritor valenciano en un momento donde el nombre de Joan Fuster salía a la palestra tras la profanación de su tumba, en Sueca.

Una deuda pendiente

La alcaldesa de al ciudad, Rita Barberá, esquivó el brete en el que la pusieron los socialistas argumentando que se plantearía esa posibilidad una vez alcanzado el acuerdo lingüístico que había anunciado el entonces presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, cuatro días antes.

La alcaldesa explicó en el pleno municipal que el escritor "era un referente intelectual para muchos valencianos, pero también motivo de discrepancia para muchos otros". Por ello, consideró que la propuesta socialista podía "esperar", tras echarles en cara la negativa de la oposición de nombrar hijo predilecto de la ciudad a Vicente Lizondo.

Pasó el tiempo, y justo un año después, con la creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) -el 16 de septiembre de 1998- los socialistas le recordaron a Barberá el compromiso adquirido en aras de "zanjar las deudas pendientes". Sin embargo, sus peticiones cayeron en saco roto y la ciudad de Valencia continúa, a día de hoy, sin ningún rótulo que recuerde la figura del escritor valenciano.

Por otra parte, el grupo municipal de EU llegó a anunciar que defendería que el ensayista fuera declarado hijo adoptivo de la ciudad, pero esta propuesta jamás vio la luz ya que el grupo municipal decidió no presentarla al considerar que "aún no había llegado el momento" para homenajear a Joan Fuster "como se merecía".